Una persona cercana a Enrique Ortiz desvelaba ayer que el empresario alicantino se pregunta una y otra vez qué estará pasando por el mundo del fútbol para que en los últimos días, y con los tiempos que corren, hayan surgido dos ofertas firmes por entrar en el Hércules. El interés, de hecho, ha dejado de ser un secreto. Hace unos días era la cadena Cope quien dejaba caer que José María del Nido, presidente del Sevilla, junto con el presidente del Udinese, Gino Pozzo, y su hombre de confianza en España, Quique Pina, habían iniciado una primera toma de contacto con Ortiz para colarse en la gestión del Hércules. En este caso, la posible entrada de esa sociedad con participación de los tres dirigentes futbolísticos estaría ligada con la aportación de jugadores, que llegarían al Hércules a préstamo para utilizar el club como escaparate en el que revalorizarse. Esta postura obligaría a Pozzo, Del Nido y Pina a asumir el coste económico de cada futbolista que aportaran, al tiempo que se reservarían la mayor parte de los derechos económicos. Para ello, dado que el Hércules está sometido a las directrices designadas por el proceso concursal, que prohíben financiación externa, se hace necesario que la postura interesada acuda a la ampliación de capital de 1,5 millones de euros que el club tendrá que poner en marcha de forma obligada a comienzos del próximo año.

Pozzo y Ortiz han recompuestos las relaciones en los últimos tiempos tras cerrar heridas por alguna deuda pendiente del traspaso del jugador colombiano Abel Aguilar.

Ante ello, Quique Pina viajó la pasada semana a Alicante, donde comenzó a abordar la posibilidad de consumar la operación de entrada en el Hércules durante un almuerzo que tuvo lugar en el restaurante "Santi" y al que también asistió el vicepresidente, Valentín Botella.

En todo momento, Ortiz dejó claro que no tenía intención de abandonar la gestión del club ni perder poder para dejar de tener la última palabra en las decisiones de envergadura.

Tal actitud se repitió ante una segunda oferta que ha llegado a las oficinas de Ortiz para entrar en el club alicantino. Esta nueva opción parte de un empresario de Madrid relacionado con el mundo de las apuestas. En este caso, el planteamiento pasa por una aportación económica previa (dos millones de euros) que también debería encauzarse a través de la ampliación de capital. El empresario madrileño asumiría la presidencia del club, llegaría con un director financiero y acataría el dispositivo deportivo ideado por Ortiz, que desde un primer momento dejó claro que Quique Hernández asumiría pleno poder en la parcela futbolística.

En ese sentido, también en esta negociación Enrique Ortiz ha subrayado que se reserva el control de la entidad, circunstancia que el empresario madrileño ha aceptado, dispuesto a compartir viaje con el alicantino en Segunda División y a plantear un paso adelante para asumir un reto mayor si se alcanza el ascenso a Primera.

Por el momento, no hay decisión al respecto sino que están previstos nuevos encuentros entre las partes para acercar posturas antes de decidir. En uno y otro caso, lo que no tiene vuelta de hoja es que toda entrada en el Rico Pérez para compartir gestión lleva aparejado un desembolso económico por la vía de la ampliación de capital, conducto indispensable para que Ortiz abra la puerta del Hércules a quien pretenda tener un sitio de relevancia en el pal-

co del club alicantino.

Lo que sí resulta evidente es que el mundo del fútbol profesional, pese a su catastrófico estado de cuentas, mantiene atractivo entre los inversores. Puede que por eso Ortiz se esté preguntando qué se le está escapando o qué no acaba de ver.

Primera toma de contacto para renovar a Quique Hernández

Enrique Ortiz mantuvo ayer una primera toma de contacto para renovar a Quique Hernández. El empresario se reunió en su despacho de Cívica con Antonio Alfaro, representante del técnico de Anna. La reunión, que tuvo una segunda parte por la tarde, no deparó acuerdo. De hecho, las partes no están ni cerca en el terreno económico. Donde sí hay sintonía es en la duración del contrato. Ortiz pretende que Hernández quede vinculado al Hércules por espacio de dos años, sin descartar cláusulas que aseguren su continuidad más allá de ese par de temporadas, que quedarían unidas al éxito deportivo. Lo normal, y deseable, es que la negociación se cierre en breve para comenzar a planificar el futuro.