La primera parte resultó de lo más accidentada debido a los problemas físicos del árbitro balear Pedro Sureda Cuenca. El encuentro se paró hasta en dos ocasiones por este motivo y los espectadores mostraron su enfado debido al retraso y al protagonismo inesperado del colegiado. Finalmente dirigió el partido el cuarto árbitro, tinerfeño de nacimiento y de nombre Pablo Fernández Brito. Cogió las riendas del choque en el minuto 25 y no le tembló el pulso a la hora de amonestar a los jugadores locales que simulaban faltas. Tuvo una muy buena actuación.