Los despachos del Rico Pérez siguen patas arriba y cada vez queda menos para que los jugadores del Hércules comiencen la pretemporada. Los futbolistas están citados el 10 de julio en Alicante y a fecha de hoy no se sabe ni quién desempeñará el cargo de director deportivo en esa fecha. Mientras que el resto de clubes de Segunda realizan sus movimientos en el mercado, el Hércules está de brazos cruzados. La imposición del fichaje de Portillo por parte de su suegro, Enrique Ortiz, provocó un cisma entre el constructor y el director deportivo Sergio Fernández que aún sigue abierto.

El leonés ha intentado de todas las maneras hacer ver a Ortiz que poner a jugar a su yerno por decreto en el Hércules es contraproducente para su propia familia, pero no contempla otra posibilidad. Sergio, que tiene dos años más de contrato, al igual que el secretario técnico, le planteó en las últimas horas a Ortiz que aceptaba el fichaje de Portillo a cambio de que Perfecto Palacio regresara a la primera línea de influencia. Pero la respuesta fue rápida y contundente: no. Sergio está agotado mentalmente y considera que el máximo accionista en la sombra no cede lo más mínimo sus pretensiones para facilitar su continuidad. Así, está por la labor de abandonar el Hércules, pero para que eso suceda, es el propio Ortiz el que tiene que desembolsar unos 150.000 euros de su propio bolsillo ya que el administrador concursal no acepta la salida del director deportivo y del secretario técnico.

Sin gestos

El constructor alicantino afirmó el viernes que su objetivo prioritario es "recuperar la paz interna" pero desde la otra parte apenas se aprecian gestos de buena voluntad y detalles conciliadores. Ortiz sigue empeñado en imponer la contratación de Portillo y todavía no ha dejado claro qué está dispuesto a poner de su parte.

Esta crisis abierta deja al entrenador Juan Carlos Mandiá en una situación también muy delicada. Su presencia en el banquillo para el año que viene está garantizada pero su relación con Sergio está rota y por este motivo ni se acerca por las oficinas del Rico Pérez. Ortiz le encargó que asumiera la gestión de la plantilla hasta que encontrara un director deportivo y por este motivo está contactando telefónicamente con algunos futbolistas apetecibles.

Ahora bien, todas estas gestiones pueden saltar por los aires si finalmente llega Jesús García Pitarch, con quien Ortiz se reunirá en los próximos días. El exdirector deportivo del Atlético de Madrid y del Valencia le presentará un proyecto ambicioso con un fondo de inversión de por medio. El empresario alicantino deberá elegir entre el oropel del valenciano o el proyecto sostenible que defiende Sergio.

En este sentido, el presupuesto fijado por el administrador para la confección de la plantilla es de cuatro millones de euros y más de tres ya están comprometidos con el actual bloque de futbolistas. Por este motivo, el todavía director deportivo del Hércules entiende que Samuel Llorca y Abel Aguilar deben salir del Hércules porque sus salarios son prohibitivos en el nuevo proyecto.

En esta línea de austeridad, Sergio contrató al joven mediocentro del Sevilla Deivid y el administrador concursal dio el visto bueno a la operación, por lo que el año que viene vestirá de blanquiazul con independencia de quién sea el director deportivo.

Ortiz está obligado a dilucidar esta semana si García Pitarch o Sergio Fernández encabezan un proyecto que ahora tiene los cimientos de barro.

Mandiá no ha ofrecido cantidades económicas

El técnico del Hércules, Juan Carlos Mandiá, quiso dejar claro ayer que él no ha ofrecido cantidades económicas a ningún jugador, aunque sí que ha tenido contacto telefónico con varios para conocer su disponibilida de cara a la temporada que viene. El preparador gallego está sondenado el mercado porque así se lo encomendó Ortiz tras el anuncio de la salida de Sergio Fernández, algo que no todavía no se ha producido. Mandiá está interesado, entre otros futbolistas, en los laterales David Cortés, Francis, el extremo Ortiz, y los delanteros Braulio, Geijo y Corominas. l. v. b.