"Dádsela a Tote", rugía la tribuna viendo la injusta estrechez en el marcador, temerosa de que una acción aislada estropeara un partido que tenía dueño. El madrileño había abierto su genial partitura, personal e intransferible, minutos antes, nada más salir al campo a falta de media hora para la conclusión del choque. El respetable reclamaba tranquilidad con un gol más que redondeara la cuenta inaugurada por Samuel, y para ello nadie mejor que Tote, ese futbolista de dibujos animados, todo un lujo para esta Segunda División. Así que con toda la solvencia del mundo y sin inmutarse, Tote recorrió sesenta metros con el balón pegado a su prodigiosa zurda para plantarse en la frontal, batir a Luis García y sentenciar al Huesca. La grada bramó. No podía ser de otra forma. Su futbolista símbolo abría una vez más la puerta grande de un Rico Pérez rendido a sus pies.

Recuperado de esa lesión que ha privado a la afición herculana de disfrutar de su talento, Tote se reivindicó ayer como uno de las comodines clave para esta segunda vuelta de la competición. Anotó esa diana tranquilizadora y dio otras dos pinceladas picassianas para que Aganzo y Callejón completaran (sin suerte) la fiesta desde dentro del área aragonesa.

Fue el bonito colofón a un partido de un único dueño, en el que el Hércules caminó con muchas luces. Tiago se encontró a sí mismo viendo retrasada su posición, Abel Aguilar funcionó como un reloj suizo y Míchel iluminó mucho camino.

La primera parte ya apuntaba un desenlace favorable. Al Hércules sólo le faltó conectar un gancho directo para tumbar sobre la lona a su enemigo, un rival combativo, pero de pocos recursos que Quique Hernández trata de vertebrar para mantener el equilibrio en ese espinoso camino sobre el alambre que le espera hasta final de temporada.

El encuentro se encauzó hacia un monólogo que debía decidirse por la calidad. La balanza sostenía mucho más peso en el lado herculano, únicamente falto de una pizca de pimienta para dar sabor a un fútbol dominante, decidido a poner de su parte un choque que no contemplaba más amo que el bloque local.

Con Tiago y Abel haciendo pareja como doble pivote, el equipo experimentó más frescura, mejor salida. Y con Míchel por delante, el juego adquiere más claridad.

En la primera parte se dieron tres ocasiones para disfrutar de algún premio. Un par de remates de Urko Vera y una rosca con intención de Carlos Calvo que buscó la escuadra. Pero el goteo fue continuo, con constantes saques de esquina desde el ataque izquierdo herculano, que fueron minando la capacidad del Huesca, al que le faltó pujanza. Todo lo contrario que a su adversario, que aumentó voltaje nada más comenzar el segundo acto. En esos compases iniciales Urko estuvo a punto de inaugurar la contienda con un disparo cruzado que salió rozando el poste.

La fiesta, sin embargo, comenzó a tronar en la última media hora. Mandiá apostó por el doble cambio, colocando en el terreno de juego a Aganzo y a Tote como sustitutos de Urko y Sanchón. Y la música comenzó a sonar, curiosamente, unos segundos después de que ambos pisaran el césped. Un lanzamiento de una falta botada por Carlos Calvo encontró el toque ligero de Aganzo, que peinó lo suficiente para despistar a un defensa rival y dejar el balón a Samuel, que cabeceó hacia el suelo para colar el esférico en la jaula (1-0, m.62).

La diana hacía justicia a lo aportado por uno y otro rival, pero la mínima diferencia del electrónico no concedía sosiego. Así que Tote puso el talento al servicio de la causa. El madrileño desempolvó el periscopio en busca de ese punto por donde se agujerea la lata, y lo encontró tras unos primeros pasos de baile sobre la cal del área grande. Desgraciadamente, a Aganzo ayer le faltó chispa para acompañar el discurso. Metido en harina, Tote siguió a lo suyo. Se apoderó del canal derecho y bajó a buscar una pelotita que perseguía desde que volvió a los terrenos de juego. Y así, saliendo desde cerca del área propia, el "10" se metió por su banda, cruzó la medular y, poco después, cambió de carril para enfocar desde la media luna; visto que el pase interior presentaba dificultades, optó por lo que debía: Un disparo raso junto a la base del poste: Golazo (2-0, m.87).

Las gradas del Rico Pérez corearon el nombre del futbolista, que puso el acento a un buen trabajo de conjunto.

Del Huesca hubo alguna que otra noticia aislada. La más destacada fue un cabezazo de Luis Helguera, en buena posición para amargar a Falcón, que se marchó fuera. El trabajo de Tiago y Abel Aguilar y el de esa esa pareja que forman Samuel y Mora en el eje de la zaga diluyó la vocación ofensiva del Huesca, martirizado por un rival de mayor envergadura.

El triunfo de ayer deja al Hércules con 39 puntos, empatado con el segundo (el Valladolid) y a tres del líder (el Deportivo), con la primera vuelta de la competición concluida.

La excelente puntuación añade argumentos para no escatimar el elogio a un grupo de trabajo que ha acabado completando una ronda competitiva de mucho mérito. Queda todavía mucho, pero por el momento... que les quiten lo 'bailao'.