Siempre optó por situarse en un segundo plano, evitando el calor de los focos, aunque en la última crisis no tuvo opción. Pasado un periodo prudencial tras las dimisiones de Palacio y compañía, Parodi pide que se olvide su polémico nombramiento como consejero delegado y así centrar todos los esfuerzos en la parcela deportiva.

Han pasado ya dos semanas desde las dimisiones de Palacio, Quintanilla y Huerga, que le situaron a usted en el centro de la polémica. ¿Cómo se siente?

Estoy mucho más tranquilo porque no pensaba que se pudiera dar esa situación. Nunca busqué ser el centro de la polémica, pero me tocó y lo acepté. Voy a seguir defendiendo los intereses del club como he hecho hasta ahora.

No lo buscaría, pero todos los focos apuntaron hacia usted.

Lo único que hice fue aceptar un cargo que se me ofreció. Puedo garantizar que la forma de trabajar será la misma, no va a variar ni un milímetro el proyecto que se inició esta temporada. Creemos que es el camino adecuado.

Su nombramiento como consejero delegado fue la mecha que prendió la traca. ¿Tanta importancia tiene ese cargo?

No es más que tener una voz representativa del Consejo, pero eso no iba en contra de las decisiones que pudiera tomar el Comité Ejecutivo. Antes yo ya tenía la firma y el Comité disfrutaba de un poder absoluto. Y nada va a cambiar.

Los ya exmiembros del Comité Ejecutivo alegaron que desconocían que se iba a producir ese nombramiento en la Junta General celebrada tras el partido ante el Recreativo en el Rico Pérez. ¿Es cierta esta versión?

No sé si lo sabían, pero sí puedo garantizar que esa decisión no se tomó de un día para otro.

¿Ha tenido algún contacto con Palacio, Quintanilla o Huerga después de que éstos decidieran abandonar el Hércules?

Me llamaron el día que tomaron la decisión, no tengo ningún problema en sentarme con ellos. Además de la relación laboral, me une una relación de amistad. Todo lo que tengo son palabras de agradecimiento, han trabajado desde el primer día, sin descanso y dándolo todo por este club.

¿Es cierto que usted llevaba un camino distinto al trazado por el Comité Ejecutivo?

De cara al exterior se ha querido hacer ver que yo era la persona que venía de Enrique [Ortiz] y ellos, los nuevos. Sin embargo, desde el primer día he trabajado para ellos y en estos meses no he tenido ni un solo problema con Quintanilla, Palacio y Huerga.

Entonces, ¿usted no ha sido (y es) más de la cuerda de Ortiz?

No entiendo por qué es malo ser el hombre de Ortiz. No lo es. Él ha tenido aciertos y errores, pero en su última aparición fue clarividente, no va a cambiar la política que ha habido esta temporada.

¿Piensa que ya ha cicatrizado la herida que se produjo?

La fractura que se abrió ya está cerrada. No saldrá nadie más.

Quien ha salido fortalecido de la tormenta ha sido Sergio Fernández, ascendido por Ortiz a mánager general del club.

Sergio Fernández es la bandera del proyecto, estamos dispuestos a ayudarle para que nos lleve al lugar que él ya tiene marcado.

¿Qué le parece que Sergio Fernández obligara a Ortiz a firmar un decálogo como premisa para continuar en el Hércules?

Yo veo ese gesto como una prueba del compromiso de Ortiz. Aunque, para mí, la palabra de Enrique tiene el mismo valor que un documento firmado por él.

Recalca que la palabra de Ortiz tiene mucho valor. ¿También cree que lo tiene para la afición?

Tenemos que trabajar en la normalización del club. Hay que hablar de fútbol y no de asuntos extradeportivos, que ya deben estar enterrados. Ahora nos vamos a basar en hechos, se acabaron ya las palabras. La afición debe creernos, el proyecto va a continuar.

¿Cómo valora la irrupción de la alcaldesa, Sonia Castedo, en la última crisis del Hércules?

Vi positivo su gesto, demostró su compromiso con el Hércules.

¿No cree que ese movimiento tenía un trasfondo político?

¿Político? ¿Por? Creo que no... y lo digo con total sinceridad.

¿Y cómo queda Ortiz después de su inesperado y tormentoso regreso al primero plano de la actualidad del Hércules?

Siempre ha estado al lado del club, aunque se separó un poco hace unos meses. Se va a mantener ahí, ya que la cabeza es Sergio.

Los peñistas les pidieron a usted y a Ortiz que se mantuvieran en el palco en el descanso del partido ante el Barça B para mostrar su desconecto. Y lo hicieron. ¿Van a mantener ese contacto directo con la afición?

No hicimos más que cumplir nuestro compromiso con la afición, queremos escucharles.