Enrique Ortiz aseguró ayer ser el primer sorprendido por la crisis generada en el Hércules tras asegurar que Carlos Parodi "ya tenía firma como director general" antes de su nombramiento como consejero delegado. "Por ley había que tener a un consejero delegado, así me lo hicieron saber los abogados, y se pensó en Parodi", confesó el empresario que sigue controlando accionarialmente la entidad.

"Nadie puede decir que yo he influido en ninguna de las decisiones que ha adoptado el grupo gestor (encabezado por Perfe Palacio) durante los últimos tres meses. Han hecho lo que han creido conveniente", asegura Ortiz quien considera que "alguien ha buscado en todo momento enfrentarnos a Palacio y a mí".

Ortiz, que a última hora de anoche estaba reunido con Valentín Botella (que no dimite), considera "desproporcionada" la decisión adoptada por los miembros del comité ejecutivo "por una gilipollez" (en alusión al nombramiento de consejero delegado que ha desencadenado la crisis). "Perfe Palacio sabe perfectamente que tenía las manos libres para hacer lo que quisiera. Y si le dice a Parodi que firme lo que desee no hubiera tenido problemas".

Del mismo modo, el empresario aseguró que no entendería la dimisión de Sergio Fernández. "Yo he hablado con él. Tiene plenos poderes para hacer y deshacer en la parcela deportiva lo que él desee, y si quiere se lo firmo. A Sergio lo ha fichado el Hércules, y no podría entender su marcha". De igual modo se manifestó con Mandiá, del que dijo que ni se planteaba su salida.

Paralelamente, negó los primeros rumores que circulaban sobre la llegada de Rufete a la secretaría técnica ("nuestro director deportivo es y será Sergio", dijo) y también descartó por completo que su hija mayor vuelva al Hércules.