Quique Sanz (Valencia, 1979) ha centrado las miradas en este inicio de la pretemporada. Los ejercicios físicos han monopolizado la primera semana, aunque el balón también ha estado muy presente. "Es una golosina para los jugadores", reconoce el preparador físico del Hércules.

La pretemporada ha cubierto su primera semana. ¿Qué valoración hace de este periodo?

Un balance positivo, el grupo se ha mostrado muy receptivo. Esta primera semana sirve para que el cuerpo técnico conozca a los jugadores y éstos nos conozcan a nosotros. Es importante que se asimilen las dinámicas de trabajo.

¿En qué se diferenciará la concentración en Campoamor de esta semana en Alicante?

Esta primera semana se ha caracterizado por el cuidado, ya que los jugadores vienen de vacaciones y puede haber mayor incidencia de lesiones. El trabajo, por tanto, debe ser más progresivo y las dinámicas son más lentas porque los jugadores no conocen los ejercicios. La próxima semana en Campoamor, asumirán mucha más carga de trabajo, ya conocen el desarrollo de las tareas con balón, de fuerza, de resistencia... Habrá mayor normalidad.

¿Por qué se van a realizar dos fases en la concentración?

Buscamos cambios en la rutina y evitar días de descanso en plena concentración. En los primeros cinco días, acumularemos trabajo, jugaremos un amistoso y luego regresaremos a Alicante. Una semana después (a partir del 1 de agosto), volveremos a concentrarnos en Campoamor y así evitaremos la monotonía.

¿Cómo han llegado los futbolistas? ¿Se percibe mayor profesionalidad en las vacaciones?

El futbolista sabe que su carrera dura un periodo no excesivamente largo. Ahora se corre más, se salta más, se juegan más partidos y se entrena más fuerte. Los jugadores son conscientes de que si no están al 100% no pueden aguantar la exigencia y ellos mismos te piden más trabajo para rendir a tope en el campo.

Cada vez, más preparación.

Sí, los jugadores tienen que entrenar, y mucho, para estar preparados. Cada año, hay más exigencia en el deporte de alto nivel.

¿La tecnología está ya implantada en su trabajo diario?

Imaginar a un preparador físico sin ordenador resulta una utopía. La tecnología nos permite controlar los entrenamientos, se pasan los datos, se mide la fuerza, aceleración, velocidad... Ahora tenemos la oportunidad de hacer más metódico nuestro trabajo.

¿Qué fechas están marcadas en rojo en su calendario?

Nuestro objetivo es llegar lo mejor posible al inicio de Liga, el 21 de agosto. Queremos tener un rendimiento constante, no llegar a tope a un posible "play off". Más que picos de forma, hablaría de una meseta, de tener un rendimiento alto toda la temporada.

¿Cómo se comporta Juan Carlos Mandiá con el preparador físico? ¿Participa en su trabajo o da total independencia?

Es un amigo, pero también muy exigente. Es una persona cercana, cariñosa y da gusto trabajar con él. Se preocupa de todo, pero delega mucho en su equipo.

Mandiá es una persona clave en su carrera profesional.

Estoy muy agradecido a dos personas. Tras acabar mi licenciatura, José Carlos Granero apostó por mí... y esa misma temporada apareció Juan Carlos Mandiá. Desde entonces, estamos juntos y ahora, además de mi jefe, es mi amigo. Existe una complicidad básica para los buenos proyectos.

El cuerpo técnico, además de Mandiá y usted, está compuesto por Antonio Puche y José Ramón de la Fuente. ¿Cómo son?

Si tengo que definirlos, diría que son buenos tipos, personas muy leales y muy trabajadoras.

Y usted, ¿cómo se define?

Soy un tipo normal, que intenta pasárselo bien con su trabajo, pero siendo muy profesional. Creo que me debo a unos jugadores más que a un club o a un técnico. Siempre me quise dedicar a la preparación física. Era un reto.

Inicia ahora su tercera etapa en el Hércules. ¿Qué cambios ha notado desde su regreso?

Veo muchas ganas de trabajar y percibo energía positiva en el ambiente. Se busca que la afición se sienta de nuevo orgullosa de su equipo. Y estoy convencido de que se conseguirá.