Hoy se cumple justo un mes desde que el Hércules comenzó a utilizar los campos de El Albir Garden Resort para entrenarse debido a la proverbial falta de instalaciones propias del club y al deficiente estado del césped del recinto de Fontcalent. En este periodo de cuatro semanas de competición, los jugadores y el cuerpo técnico han completado 11 sesiones en el complejo de la Marina Baixa, lo que supone un total de 1.100 kilómetros recorridos en autobús a razón de 100 kilómetros de ida y vuelta en cada desplazamiento. La cifra se eleva a 2.000 kilómetros si se suman los 900 correspondientes al viaje de regreso en autobús tras los partidos disputados en Barcelona y Getafe.

Este constante peregrinaje para entrenar y la consiguiente incertidumbre que afecta a la planificación semanal del trabajo ya ha sido denunciado por el técnico Esteban Vigo y por los jugadores, cuyo malestar es creciente por las molestias que origina. Una incomodidad que se suma al precario estado del campo de Fontcalent, donde se suceden calamidades como la falta de agua caliente de hace unos días o directamente la imposibilidad de ducharse en los barracones habilitados como vestuarios porque no había agua, tal y como sucedió el pasado martes.

Desde el pasado 8 de septiembre, el club recurrió a las magníficas instalaciones de El Albir para preservar el renovado césped del Rico Pérez y permitir, a su vez, la recuperación de la hierba de Fontcalent, muy castigada por el uso intensivo de las dos semanas previas con el arranque de la competición. En estos últimos 30 días, el equipo ha viajado hasta el complejo de la Marina Baixa una media de tres veces a la semana. Para mayor incordio de los jugadores, que de momento se quejan con la boca pequeña y en "petit comité", el pasado miércoles se celebró doble sesión de entrenamiento: por la mañana en Fontcalent y por la tarde en El Albir. De modo que los jugadores se desplazaron hasta el campo de la partida rural en sus vehículos, se marcharon a sus casas para comer y volvieron raudos al estadio Rico Pérez para coger el autobús a las 17 horas con dirección a El Albir. "No son las condiciones de trabajo ideales para un equipo de Primera y puede influir en el rendimiento del grupo a largo plazo". Así lo dijo, alto y claro, este miércoles Trezeguet tras ser preguntado por el peregrinaje de los entrenamientos. Pocos días antes, el mismo Esteban reconoció que la falta de instalaciones le causa continuo "dolor de cabeza" para cuadrar la planificación semanal y le hace casi inviable la opción de las dobles sesiones de trabajo. Mientras, cientos de kilómetros después, el club sigue a la espera de que el Ayuntamiento le ceda el uso del estadio de atletismo o de habilitar un nuevo campo en Fontcalent.