En la quinta jornada y frente a un rival de alcurnia, aunque bastante venido a menos, el Hércules firmó ayer su partido más completo, con todos sus jugadores en su mejor versión posible. También acertó Esteban Vigo, que por fin dio con la tecla al situar en el enganche a Tiago Gomes y en la banda derecha a Kiko Femenía. Superada la pájara inicial de los 10 primeros minutos -la asignatura sigue pendiente-, los alicantinos se hicieron con el mando y fueron desarbolando a todo un equipo de Champions con su mayor virtud: defensa posicional presionante, solidaridad y mucha atención en las tres líneas, juntas y compactas. Mención especial para el portugués, que deslumbró en una posición inhabitual, la media punta, en la que supo asociarse de espaldas a la portería contraria y le dio continuidad al juego blanquiazul. También fue determinante para abrir la lata sevillista al provocar el penalti en una acción de alta calidad en el área.

El mejor Hércules de la temporada dio ayer un salto de calidad al añadir velocidad a su ya conocido equilibrio entre líneas. Peña volvió a ser el de las grandes tardes e hizo aún mejor a Drenthe en sus cabalgadas por la izquierda, al tiempo que Kiko también dio profundidad por la banda derecha y participó decisivamente en los dos goles. De hecho, los dos tantos de Trezeguet -la estirpe del goleador- llegaron en sendas internadas de los dos hombres de banda.

El equipo crece a ojos vista amparado en una extraordinaria solidez defensiva, que le permite sumar su tercer partido con la portería a cero. Desde atrás se construye un bloque. No sólo brillaron Calatayud y la línea de cuatro; también Fritzler y Abel Aguilar cuajaron su mejor actuación en el Hércules desde el eje del medio campo, donde además de contener, también pusieron pausa y elaboración para desarmar al Sevilla. En una tarde redonda, Esteban se dio el lujo de reservar a Valdez para el domingo en Getafe. Con los pies en el suelo, la ilusión es blanquiazul.