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Enrique Ortiz, empresario alicantino de la construcción, ha podido celebrar sus diez años como máximo accionista del Hércules con el ansiado ascenso a Primera División de un equipo que estaba en Segunda B cuando el llegó.

Con el ascenso a Primera, Ortiz ve cumplido el sueño de llevar al Hércules a la máxima categoría del fútbol español, después de una década plagada de más sinsabores que éxitos en la que ha tenido que poner mucho de su patrimonio personal.

Ortiz, quien en más de una oportunidad ha reconocido que no le gusta el fútbol, ha ido ganando en ilusión conforme han ido llegando los buenos resultados deportivos del conjunto alicantino y en las últimas fechas se le ha visto especialmente involucrado en el día a día de la entidad.

Enrique Ortiz aterrizó en el Hércules en diciembre de 1999, a petición del entonces alcalde de Alicante, Luis Díaz Alperi, adquiriendo más del noventa por ciento de las acciones del club.

Una de sus primeras decisiones fue la de solicitar lo que antes se denominaba una suspensión de pagos (ahora Ley Concursal), algo novedoso en una sociedad anónima deportiva.

En el verano de 2000, con el ex alcalde de Alicante Ángel Luna como consejero delegado, el Hércules consiguió superar uno de los momentos más complicados de su historia reciente al evitar el descenso a Tercera por deudas con los jugadores (lo que podía haber supuesto la desaparición del club).

Sus primeros años en el Hércules fueron acumulando fracaso tras fracaso, o, lo que es lo mismo, el conjunto alicantino no conseguía salir del pozo de la Segunda B y el baile de entrenadores y técnicos era continuo.

Hasta que en la temporada 2004-05, con Juan Carlos Mandiá como entrenador, Ortiz tuvo su primera gran alegría como máximo accionista del Hércules al alcanzar por fin el equipo la Segunda División.

Con el ascenso a la categoría de plata del fútbol español, el empresario renovó sus ánimos y así lo demostró, por ejemplo, con la construcción del primer campo de entrenamiento del club en toda su historia, el que la plantilla utiliza habitualmente en Fontcalent.

O, también, con la recompra del estadio Rico Pérez para el Hércules, aunque a través de la sociedad Aligestión, en la que también participan los otros accionistas importantes del club, el presidente Valentín Botella, y Juan José Huerga y José Manuel Viejo.

Precisamente, la reforma que debe llevar a cabo en el Rico Pérez es uno de los quebraderos de cabeza que más ha tenido que soportar Ortiz en los últimos años, puesto que le han acusado de que la recompra del estadio fue un negocio inmobiliario.

En ese sentido, Ortiz se ha visto desgastado en los últimos años hasta el punto de haber apuntado en alguna ocasión su intención de abandonar el club en el caso de no percibir ayuda para generar ingresos o si el equipo no subía a la máxima categoría.

El ascenso a Primera División del Hércules, sin embargo, puede volver a ilusionar a un Ortiz que ha celebrado su década en el club devolviendo al club alicantino a la elite del fútbol español.