Pedro Aicart (Lima, 1952) y José Francisco Sigüenza (Elche, 1966) no se conocen personalmente, pero tienen un par cosas en común: Los dos fueron jugadores del Hércules y ambos inscribieron su nombre en el libro de oro del club alicantino al anotar goles lejos de Alicante que valieron ascensos a Primera División. Aicart lo hizo en la temporada 73-74 en el Sadar de Pamplona, donde se derrotó a Osasuna por 1-2; Sigüenza convirtió la preciada y solitaria diana en El Vivero de Badajoz cuando la campaña 95-96 comenzaba a tocar a su fin.

"Guardo fresco en la memoria ese recuerdo", confesaba Aicart desde Lima, donde sigue vinculado al fútbol como técnico. El peruano llegó al Hércules en calidad de cedido por el Barcelona en la segunda mitad de la temporada 1973-74. Delantero hábil y rápido, acabó siendo decisivo en ese encuentro frente a los navarros. "El gol de aquel ascenso llegó de un tiro libre que ejecutó Eladio, el rechace lo recogí yo para fusilar al arquero", recuerda Aicart sobre aquel segundo tanto del partido y que completó la cuenta abierta por Andreu.

"El equipo del 74 tenía mucha fuerza anímica, era un conjunto muy unido. Eladio y Pachón empujaban a un bloque compacto, con una mezcla de juventud y de veteranos", desgranó Aicart. Prueba de los galones que algunos exhibían en aquel vestuario queda plasmada en otra de las anécdotas que relata el ex delantero: "Durante el partido contra Osasuna hubo un penalti que quise patear yo, pero Eladio me dijo que él era el capitán... así que no hubo más que hablar. Donde hay capitán no manda marinero". Aquel encuentro también quedó grabado con la imagen de Humberto saliendo de rodillas del terreno de juego para cumplir con su promesa.

"Del ascenso me acuerdo como si fuera ayer. La plaza del Ayuntamiento estaba a tope. Teníamos el corazón hinchado y lleno de alegría", concluye Aicart.

También Sigüenza guarda a buen recaudo en su memoria todo lo sucedido tras el gol en el Vivero a mediados del 96. "Lo que viví fue inolvidable, me siento orgulloso de poder recordar algo así. Desde la llegada al aeropuerto la gente estaba loca con nosotros, fue algo alucinante e imborrable", asegura el ilicitano.

"La clave del éxito fue el grupo humano, eso fue lo que nos hizo ascender. Había grupo de amigos dentro de vestuario que aún se sigue manteniendo", recuerda.

Puestos a elegir, Sigüenza escogería a Delibasic como su sucesor para marcar el gol del ascenso en Irún. "Ojalá Delibasic recoja mi testigo, he tenido el placer de coincidir un par de veces con él y me parece una persona estupenda. Deseo que marque el gol del ascenso como hice yo en Badajoz", señaló.

Sigüenza confía en que el Hércules sepa manejar el partido. "Deberá saber jugar con la presión. Han recobrado la buena línea, pueden hacer", esgrime.