Paco Gómez, presidente del Cartagena, no rectificó y su homólogo del Hércules, Valentín Botella, cumplió su palabra. Se fue a la zona donde estaban ubicados los 1.200 seguidores del Hércules que se desplazaron al Cartagonova y sufrió más que nunca alejado del campo y acompañado de los aficionados de a pie. El dirigente blanquiazul llegó al fondo media hora antes del choque y muchos seguidores apenas le reconocieron. Pero la nube de fotógrafos que quería captar la imagen de Botella junto a la afición le delató.

El presidente vivió intensamente el devenir del choque pese a la deficiente visión en esa grada. Acompañado por dos personas de su confianza, el empresario oriolano se fotografió con todos aquellos que se lo pedían, pero su rostro fue durante toda la noche muy serio. El que también quiso estar anoche a su lado fue el consejero de Peñas y Seguridad herculano, José Alcaraz.

A oídos de Botella llegó que la directiva cartagenera estaba muy enfadada por el desplante del máximo representante del consejo de administración alicantino. Sin embargo, el empresario quiso mostrar así su malestar después de que el Cartagena rompiera el pacto sobre el precio de las entradas. Por su parte, el máximo accionista, Enrique Ortiz, representó al Hércules en el palco de autoridades, donde también estuvieron el vicepresidente, Juan José Huerga, y el gerente, Carlos Parodi.

Ortiz quiso mandar un mensaje de ánimo a la afición, valoró de forma "muy positiva" el empate y destacó que el Hércules "depende de sí mismo". "Si ganamos los dos partidos que nos quedan, estamos en Primera", sentenció.

Por su parte, Botella, que se reencontró en el vestuario con Ortiz y Huerga, se mostró "muy orgulloso de la afición del Hércules". "Ha sido un lujo -añadió- poder estar cerca de mi gente y he vivido el partido como nunca".

Al margen de la presencia en la grada de Botella, el centro de atención estuvo en el césped. Los más de 1.200 aficionados blanquiazules que se desplazaron hasta tierras cartageneras vivieron el envite con tensión. Pero eso sí, con deportividad. A lo largo de la noche no se registró ni un solo incidente con la hinchada local y los fieles herculanos se limitaron a dejarse la garganta. Animaron durante los 90 minutos a su equipo y le auparon hacia un empate que puede ser más valioso de lo que parece.