Un centro precioso y preciso de Gerardo cayó en el área del Salamanca causando los devastadores efectos que hubiera podido ocasionar una granada: Penalti para sentenciar el partido y tres expulsados en las filas charras. Fue la acción del partido, la que acabó por decantar un encuentro atascado que entremezclaba suspense e incertidumbre. En ese instante (minuto 68), el Salamanca entregó sus armas al quedar con ocho futbolistas sobre el terreno de juego por las expulsiones consecutivas de Goikoetxea (por derribar a Delibasic cuando se disponía a rematar de cabeza el centro de Gerardo), y Raúl Gañán y Rossato (ambos por protestar la expulsión de su compañero). Así quedó sentenciado un choque clave que sirve para frenar la caída en picado del Hércules, que retorna a la zona de ascenso con la segunda plaza debajo del brazo a falta de ocho jornadas para la conclusión del campeonato. Hasta ese instante, sin embargo, nadie encontraba excesivos motivos para sonreír abiertamente.

Esteban Vigo optó ayer por colocar a dos delanteros -Delibasic y Danciulescu- y desplazar a Tote a la banda derecha. La calidad del madrileño le lleva a rendir allá donde juegue, así que también desde ese lado aportó su saber para que el Hércules adquiriera lentamente cierta solvencia con la que alejar el olor a muerto que le perseguía desde hace semanas.

El camino, no obstante, no aparecía claro. Temoroso por las heridas anteriores, el equipo alicantino no enseña las uñas con la firmeza de antaño, avanza con dudas y no ve espacios con claridad. A nivel creativo, únicamente la aportación de Tote añadió brillo sobre el césped frente a un Salamanca que camina muy justo en busca de la permanencia en la categoría de plata.

Fue el madrileño el que encendió la luz aprovechando un cambio táctico de Jorge D'Alessandro. El técnico salmantino decidió cambiar al lateral derecho Raúl Gañán antes de que el Hércules lanzara un saque de esquina. En esa acción, Tote sacó tajada tras cabecear a placer desde cerca aprovechando cierto desconcierto charro.

Ver el balón en la red contraria en el estadio Rico Pérez fue como expulsar una piedra del riñón. Atrás quedaban muchas cosas amontonadas durante los últimos meses, casi todas ellas desagradables.

El partido, sin embargo, seguía sin marcar un rumbo claro. Las dudas almacenadas no ayudaban, ni mucho menos, a generar tranquilidad, por mucho que el marcador reflejara ventaja y las pobres maneras del Salamanca delataran poco riesgo. De hecho, un par de faltas lanzadas por Salva Sevilla advirtieron de que el temblor amenazaba con mantenerse hasta el final si no caía un segundo tanto del lado herculano.

D'Alessandro introdujo nada más iniciarse el segundo acto un cambio de tinte ofensivo -Linares por Endika- en busca de una reacción, pero su intento quedó en nada tras la respuesta en el banquillo herculano con la salida de Gerardo. El asturiano aportó nuevos y renovados aires por el centro del campo. Se movió con acierto y miró hacia el frente. Así creó, de la nada, la acción que marcaría el encuentro, decapitando a todo un equipo que quedó rendido y desarmado a falta de veinte minutos para la conclusión.

Ese centro preciso buscando la cabeza de Andrija Delibasic, que volvió a toparse con un balón digno de su esfuerzo, provocó el mayor destrozo que el cuadro salmantino pueda recordar en su dilatada historia. Farinós lanzó el justo penalti y el Salamanca quedó como un solar entre airadas protestas que el colegiado Lesma López castigó con expulsiones. Con ello, el andamiaje castellano se vino abajo. A partir de ahí, el partido quedó finiquitado dando paso a un plácido paseo favorecido por la clara superioridad numérica.

Un nuevo tanto en propia meta (Cuéllar, m. 69) y otro de Kiko Femenía (minuto 80) cerraron una cuenta que pudo ser mayor.

Ahora toca fijar la mirada en el Levante tras despojarse de esa losa de siete partidos sin ganar que cada vez pesaba más y que debe quedar en el olvido, justo el sitio donde deberían alojarse pasadas y extrañas decisiones. Ya saben: Dejar en el banquillo a Tote o en la grada a Gerardo... en fin, esas cosas que no se entienden.

HÉRCULES: 4. Calatayud; Juanra, Rodríguez, Sergio Díaz, Peña, Farinós, Tiago Gomes, Tote (Portillo, m.77), Danciulescu (Gerardo, m.64), Sendoa y Delibasic (Kiko, m.75).

SALAMANCA: 0.Biel Ribas; Raúl Gañán (David Lombán, m.32), Goikoetxea, Murillo, Rossato, Hugo Leal, Endika (Linares, m.46), Salva Sevilla, Cuéllar, Perico y Despotovic (Álvaro, m.72).

Goles: 1-0, m.33: Tote. 2-0, m.69: Farinós. 3-0, m.79: Cuéllar, en propia puerta. 4-0, m.80: Kiko. a Lesma López, del colegio madrileño. Ta T. amarillas: Danciulescu, por el Hércules; y a Raúl Gañán y Rossato, por el Salamanca. TR T. rojas: Expulsó por doble amarilla a Salva Sevilla (m.69) y con roja directa a Goikoetxea (m.69) y Rossato (m.70).