Hércules y Nàstic fabricaron ayer un empate con las armas que el equipo alicantino tenía la temporada pasada. Rubén Navarro y Morán inventaron el gol tarraconense y Abraham Paz anotó por parte herculana. Sirva de muestra el objetivo apunte para describir la situación real de un club que mantiene el pulso gracias a la estructura anterior. Por ahora no se observa de forma palpable y continuada el obligado salto de calidad que debería exponer un bloque mejorado con tres millones de euros. Hasta ahora solo suenan los acordes de la anterior campaña, sin que los instrumentos para elevar el discurso, añadidos a la orquesta, se hayan decidido a aparecer, excepción hecha de los laterales. Ayer, nuevamente, el Hércules jugó sin "9" a pesar de tener sobre el campo a Danciulescu. Al rumano se le espera, pero no aparece, retratándose como el suplente de Delibasic, al que este equipo necesita como agua de mayo. Vender que "Danciu", a tenor de lo demostrado hasta ahora, es más ariete que mediapunta es querer adentrarse en el terreno del engaño. Podrá meter goles, faltaría más, pero su tendencia le lleva a moverse más por los terrenos de Tote que de Delibasic.

Ayer el Hércules volvió a perder una buena oportunidad de acumular tres puntos frente a un equipo que se desvaneció tras el descanso. Antes, en la primera parte, el cuadro herculano quedó desdibujado, sin ambición ni ideas, incapaz de hacer nada que no fuera defender con cierto orden. El Nàstic, valiéndose de la movilidad de Morán y Rubén Navarro, atosigó lo justo para encontrar una acción aislada y adelantarse en el marcador. Ésta llegó en la parte final del primer acto, con un balón que Rubén colgó en el área pequeña para que Morán cabeceara a placer. Cuña de la misma madera. Dos hombres que aportaron mucho el pasado año ejercían de verdugos de un equipo que no encontraba caminos para salir de su zona.

El Hércules se limitó a intentar asustar con disparos lejanos de Tiago Gomes, que fue ajustando su punto de mira poco a poco, pero sin acabar de poner en apuros al meta Rubén Pérez, que vivió sin apenas sobresaltos durante el primer periodo. Poca cosa para variar un panorama que aparecía sombrío tras nula capacidad del bando blanquiazul de hacer daño más allá de la línea de tres cuartos.

Cambio

Inesperadamente el Hércules encontró a un Nàstic bien distinto tras el descanso. Satisfecho con el gol de ventaja, el equipo tarraconense cedió terreno, le entró un inexplicable temor a perder a las primeras de cambio y entregó campo y pelota. Para su fortuna, el rival alicantino no transmitía excesivo peligro y las ocasiones brillaban por su ausencia.

Con las bandas haciendo aguas, el Hércules se encomendó a la inspiración de Tote, que tan solo avisó con un disparo intencionado que salió junto a la escuadra. Sin apoyo arriba, ni artillería en el banquillo para solicitar arreglos desesperados, el Hércules acabó encontrando el gol en una acción de rebote: Sendoa lanzó una falta desde la frontal que despejó la barrera; el balón fue parado por el pecho de Paz que, acto seguido, lanzó un potente chut alojando el esférico en las mallas ante la desesperación del cuadro local, que protestó airadamente la legalidad del tanto al considerar que Paz había tocado el cuero con el brazo antes de chutar.

Polémica

La jugada provocó lío y confusión. El juez de línea se quedó parado, dudó, y el Nàstic se acogió a la postura del auxiliar para echarse encima del árbitro que, sin embargo, lo tuvo siempre claro: Gol legal. El propio Abraham Paz lo aseguraba después del partido: "Me agaché para controlar bien y el balón lo paro con el pecho. No lo toqué con el brazo", enfatizó el gaditano.

El tanto acabó por desquiciar al Nàstic. Sin capacidad de reacción, el club tarraconense quedó en coma, a merced de un Hércules que no encontró puntilla para rematar, pese a tener enfrente a un cordero tembloroso.

Una sola ocasión más pudo variar el desenlace final, pero el balón "peinado" por Farinós tras lanzamiento de Sendoa se marchó ligeramente desviado.

Poca convicción y argumento atacante tuvo el Hércules en el día de ayer y al final se pagó con un empate sin convencer, por mucho que siempre se valore no perder fuera de casa.

Sigue faltando pegada arriba y sigue sin aparecer el salto de calidad que debía llegar para mejorar un equipo que el año pasado ofreció un gran rendimiento. Por ahora, son prácticamente los mismos los que siguen tirando del carro. Afortunadamente continúa gente con galones para mantener intactas las aspiraciones, pero la mejoría esperada y acorde a la inversión económica realizada no aparece por ningún lado. Vamos por la décima jornada y el Hércules sigue necesitando a Delibasic, el delantero centro que ya estaba el año pasado y que, tres millones de euros después, no tiene sustituto.

Nàstic 1: Rubén, Campano (Fachán. m.76), Jorge, Mairata, Mingo, Medina, Bauzá, José Mari (Parri, m.76), Morán (Roberto, m.57), Walter y Rubén Navarro.

Hércules 1: Calatayud, Juanra, Abraham Paz, Rodríguez, Peña, Rufete (Kiko, m.57), Farinós, Tiago Gomes (Rodri, m.86), Sendoa, Tote y Danciulescu (Gerardo, m.66).

Goles: 1-0, m.39: Morán. 1-1, m.65: Paz.

Árbitro: Gil Manzano. Amarillas a Rodríguez, Navarro, Bauzá y Campano.