Los hay que ingresan más dinero al mes, los hay que menos. En función de esto, cada cual tendrá que aprender a llegar con la mayor hulgura posible a final de mes. Habrá quien deba gastar con más cuidado, y habrá quien no deba preocuparse mucho.

También los hay que, sea cual sea el dinero que tengan, se las apañarán para acabar en números rojos en poco tiempo. Otros, por muy saneadas que tengan las cuentas, no gastarán ni un céntimo y antes de darse cuenta se convertirán en los más ricos del cementerio.

Lo ideal, como con todo, es encontrar un equilibrio. Está bien concederse un capricho de vez en cuando, pero también es importante guardar algo debajo del colchón por si en el futuro hay que apretarse el cinturón.

¿Y tú, eres de naturaleza ahorradora o más bien eres de eso que les quema el dinero en los bolsillos? ¡Compruébalo!