La crisis económica que vive España desde el año 2008 ha impulsado notablemente el alquiler de viviendas y cada vez son más los españoles que prefieren alquilar una casa en lugar de comprarla. Esto ocurre no solo porque la compra requiere una mayor cantidad de dinero ahorrado, sino porque la inestabilidad laboral ha hecho que muchos teman hipotecarse de por vida y después no poder hacer frente a la deuda.

Además, según datos del portal especializado tucasa.com, los precios de los alquileres seguirán bajos el próximo año, lo que hará que muchos españoles sigan optando por alquilar en lugar de comprar. En este contexto, una de las opciones más demandadas en los últimos años es la de los alquileres con derecho a compra, una fórmula que consiste en la firma de un contrato de alquiler por un periodo de tiempo concreto, que una vez finalizado dará al inquilino el derecho a comprar la vivienda descontando la cantidad pagada de alquiler del precio total de la venta.

El contrato

Los usuarios del alquiler con derecho a compra asumen un contrato que integra a su vez dos subcontratos: el del alquiler de la vivienda y el de arrendamiento con opción a compra.

Al no existir una regulación específica, tal y como indican los expertos de tucasa.com, es muy importante que en el contrato se determinen todas las particularidades acordadas entre el inquilino y el propietario, así como la proporción y el plazo del pago de los alquileres respecto al descuento final que se hará en la compra.

Por norma general, el plazo en el que inquilino puede ejercer su derecho a comprar la vivienda dura un máximo de 5 años, aunque dependerá también del acuerdo alcanzado con el propietario.

Ventajas y desventajas

Una de las mayores ventajas del alquiler con opción a compra es que la persona que alquila tiene un plazo mayor de tiempo para decidir si compra o no la vivienda, valorando si la zona es la adecuada o si la casa tiene las condiciones deseadas para convertirse en su hogar. Al mismo tiempo, el propietario comienza a recibir ingresos desde el primer momento y se puede beneficiar de las ventajas fiscales por alquilar.

Además, para el inquilino el pago mensual del alquiler se convertirá en una especie de ahorro que además de descontarse en el precio final de la vivienda, servirá para demostrar solvencia al banco cuando se vaya a pedir la hipoteca.

En cuanto a los inconvenientes, en ocasiones, el precio del alquiler puede ser ligeramente superior al de un alquiler normal y, además, el inquilino tampoco podrá beneficiarse de una hipotética caída de los precios de la vivienda. El propietario, por su parte, no podrá vender la casa a terceros mientras dure el contrato y siempre que el arrendatario no rechace la opción a compra.