Tiene detrás uno de los desarrollos más tortuosos y complicados en la historia del cine. El hecho de que, por fin, se haya completado, casi treinta años después de arrancar el proyecto, es un logro extraordinario, el resultado de la persistencia, la pasión y la inspiración del director Terry Gilliam. La finalización exitosa de la película se ha logrado al décimo intento. Todo empezó en 1989, cuando el director británico, responsable de títulos como El rey pescador, 12 monos, Brazil, El imaginario del Doctor Parnassus y Miedo y asco en Las Vegas, decidió rodar una película europea. El nuevo proyecto se llamó El hombre que mató a Don Quijote. El director dijo: «Al darme cuenta de que no podía rodar El Quijote como lo escribió Cervantes, me pregunté si acaso podría hacer una película que contase una historia que capturase la esencia de El Quijote, sin depender completamente de los libros». Influenciado por los seis meses que había pasado intentando adaptar Un yanqui de Connecticut en la corte del rey Arturo de Mark Twain, se inventó el personaje de un joven y descarado director de anuncios -un hombre anuncios moderno- que nos lanza, de alguna manera, de vuelta al siglo XVII, donde don Quijote le toma por Sancho Panza.

Toby, un director de anuncios muy cínico, se ve envuelto en los estrafalarios delirios de un viejo zapatero español que se cree el mismo Don Quijote. A lo largo de sus aventuras cómicas, y cada vez más surrealistas, Toby se ve abocado a enfrentarse con las trágicas repercusiones de la película que rodó cuando era un joven idealista -una película que cambió los sueños y esperanzas de un pequeño pueblo español para siempre. ¿Podrá Toby reparar los daños y recuperar su propia humanidad? ¿Podrá Don Quijote sobrevivir a su propia locura y muerte inminente? ¿El amor lo conquistará todo?

La cinta arrancó por primera vez en otoño de 2000, pero el rodaje solo duró seis días con muchas dificultades. La primera semana en Las Bardenas incluyó una riada y la presencia de cazas ruidosos. El quinto día, Jean Rochefort, el Quijote en esa versión de la película, abandonó temporalmente el rodaje debido a un dolor tan grande que le impedía montar a caballo. El rodaje se suspendió definitivamente después del sexto día. Y esta aventura dantesca fue capturada en gran detalle en un largometraje documental llamado Perdidos en La Mancha (2002).

La película quedó a la espera durante ocho años. En 2009, Gilliam y el coguionista Toni Grisoni retomaron el guion. Hicieron un gran avance, mejorando sustancialmente el guion. La primera mejoría fue dotarle a Toby de un trasfondo creíble -haber hecho una película de estudiante. Un segundo paso fue eliminar la parte de viajar en el tiempo; en vez de conocer al auténtico Don Quijote en el siglo XVII, Toby comparte aventuras con un anciano actor de su película estudiantil, que ahora cree ser el legendario caballero.

«Ahora el proyecto trata de películas y de hacer películas, de qué le hacen las películas a las personas que están involucradas en ellas. Nuestro hombre anuncio se ha transformado en alguien que hizo una película estudiantil hace diez años en un pueblecito de España. Cuando regresa al pueblo, pensando que será tan maravilloso y fabuloso como cuando trabajó allí la primera vez, descubre que cae mal a la mayoría de los habitantes del pueblo. Ha destrozado las vidas de mucha gente», dijo Gilliam.

El británico reconoció que otra razón por la que se había rodado en el mundo moderno es que es más barato que hacer una cinta de época en el siglo XVII. «No tengo que preocuparme de quitar líneas de teléfono por todas partes. ¡Puedo tener una carretera moderna!», exclamó.

La pareja de guionistas ha hecho muchos cambios desde 2009, y Grisoni afirmó: «Creo que, de media, hemos vuelto a escribir el guión dos veces al año, a veces más, dependiendo de qué posibilidades había de que se volviese a poner en marcha la producción. Cada vez que parecía que había una posibilidad de ello, ¡recibía una llamada de Terry! Y ahora creo que tenemos un guión grandioso».

Filmada en exteriores en España, incluyendo Fuerteventura, y Portugal en régimen de coproducción entre España, que es mayoritaria, Portugal, Bégica y Estados Unidos, en el reparto figuran numerosos actores españoles, entre ellos Óscar Jaenada, Sergi López, Rossy de Palma y Jordi Mollá.