Es un drama amoroso y cuenta también la lucha por la aceptación en la estricta comunidad ortodoxa del norte de Londres, una historia que la audiencia, según sus responsables, encontrará universal. Basada en la novela de Naomi Alberdan y dirigida por el chileno Sebastián Lelio, ganador del Oscar a la mejor cinta extranjera por Una mujer fantástica, nos muestra a Ronit Khruska regresando a Hendon, su comunidad judía ortodoxa, después de la muerte de su padre rabino. A pesar de la tensión que rodeó la partida repentina de Ronit en el pasado, Dovid Kuperman, amigo de la infancia y muy cercano al rabino, le invita a quedarse con él y su esposa. Ronit se sorprende al descubrir que ésta es su ex mejor amiga Esti, ahora profesora en una escuela de niñas ortodoxas. La situación es incómoda entre las dos mujeres dado que un pasado complicado claramente se cierne sobre ellas.

El proyecto se puso en marcha porque la actriz Rachel Weisz y la productora Frida Torresblanco estaban buscando material para producir algo juntas. Cuando Weisz mencionó la premiada novela de 2006 Disobedience, Frida la leyó durante un fin de semana y el lunes ya tenía claro que esa sería la historia que la pareja de productoras buscaba. «Establecimos desde el principio la necesidad de encontrar roles de mujeres, mujeres que fuesen inteligentes, con determinación y que no estuviesen ahí sólo para apoyar al protagonista masculino» explico Frida.

«Lo que de verdad me atrajo de la novela fue el tema de la transgresión en este mundo moderno en el que ya casi nada es tabú. El término 'desobediencia' no tiene mucho sentido a no ser que lo sitúes en ciertas comunidades como la judía ortodoxa del norte de Londres. Cuando encuentras una historia de transgresión dentro de una sociedad anticuada, obtienes un drama universal con el que todo el mundo se puede sentir identificado» añadió Weisz.