La semana de pasión y fervor toca a su fin. Este es uno de esos finde largos que nos reconcilia con el mundo. Resurgir de las cenizas es una de mis especialidades. Sí, lo digo con cariño pero también con orgullo. Quizás porque nací en el Mediterráneo, como Serrat, quizás porque me caí en una marmita como Obelix o quizás porque la vida me ha enseñado a luchar como una jabata, quizás por ello, y con la fuerza, el honor y el corazón por bandera (grabaditos los llevo en el cuello cual gladiadora a sangre y fuego), quizás por ello, me acerco siquiera a entender con admiración la figura de un gran profeta que se hizo Dios y nos sacó lo mejor de nosotros. Jesús de Nazaret es una de las grandes figuras de la Historia, es ese que representa los valores de mi civilización, el que promete amor, niega la venganza, ofrece la otra mejilla, reparte lo que tiene, consolida la vida ajena, refuerza las alianzas de los seres humanos y tiene una profunda fe en la evolución, la humanidad, el talento y la vida misma, vaya. Ese es el Dios, el líder, el visionario y el grande de los grandes por lo que muchos seguimos entrando en una iglesia y arrodillándonos con una humildad infinita. Creer en algo, o no creer, es muy respetable, pero la capacidad de reconocer que no todo depende de uno, solo se reconoce cuando pierdes el maldito orgullo.

Y ahí estamos, con Jesús a puntito de resurgir del mas allá y devolvernos la resurrección en persona. La noche del sábado, es además noche de luna azul, la segunda de marzo, un fenómeno increíble. Desde la playa os recomiendo una buena copa de vino, uno de esta tierra, La Marina, Pinoso, Alacant o la Vega Baja ya dan caldos de los que DO Vinos de Alicante nos propone enamorarnos? de un alicantino,¡. Por qué no. Desde la montaña, la pera también. El domingo, resurgir con el Encuentro en Alicante, en Elche o increíble en El Rafal, donde la Graná, símbolo de la villa, se pone en medio de la calle y con la Virgen pasando se abre mientras caen las imágenes como pétalos sobre esa preciosa imagen de una mujer que vuelve a la vida porque vuelve lo más importante, su hijo. Añado que como madre, mi vida es mi hijo, así que también puedo imaginar a la Dolorosa y la nueva Virgen, cuyo manto en Alicante, por cierto, divino azul de bordados increíbles, realizó Pepe Espadero, bailarín e indumentarista, a mano pura, devota mano de sangre alicantina y muchas horas de amor.

Esto precede a la mona, la tradicional mona. Qué maravilla ese bollito con un huevo en el centro. Os digo, porque muchos no imaginan, que el huevo es un símbolo cristiano. Cuando en la película Tras el corazón del ángel, Robert de Niro, diablo en persona, se come el huevo cocido deja muy claro en un solo fotograma lo que era. El huevo es el símbolo del alma, el principio de la vida, desde culturas ancestrales. Así que hay que comerse mona y huevo, y renacer. Y volver a creer, entre amigos, familia, gente que ni siquiera conoces, que empieza todo de nuevo. Y con ello la primavera, la fertilidad, el nuevo ciclo. El merendero de la Font Roja, la Playa de Muchavista, las Salinas de Santa Pola, los parques de la montaña de Tibi, el Palmeral de Elche, Torremanzanas... Mil y un sitios esperan que empecemos un nuevo ciclo.