¿Qué es Non Solum?

Es una obra fácil de ver pero difícil de explicar. Es una comedia, eso seguro, es humor y es de una escritura contemporánea. Un espectáculo de creación, que he escrito con Jorge Picó, y transita por un universo absurdo, surrealista, existencial... en fin, intentar poner palabras es complicado para una obra que no tiene un argumento clásico ni una estructura convencional.

La obra la firmas junto a Jorge Picó. ¿Ha sido fácil escribir a cuatro manos?

Pues en realidad fuimos trasladando lo que iba saliendo en el escenario al papel y lo del papel lo volvimos a confrontar en escena. Está escrito a partir de la improvisación, de ideas que te van llevando una a la otra.

Supongo que es frescura la agradece el público...

El público lo agradece un montón porque está harto de que lo traten como si estuviera en un colegio y necesitara ayuda para entender las cosas. Agradece mucho que le propongas una historia en la que obligatoriamente tiene una parte que completar, porque las cosas nunca son evidentes. Eso hace reír y sonreír, y el humor es un arma muy potente. Si ríes quiere decir que lo entiendes.

¿Cómo sale y entra de un personaje un actor cuando interpreta varios papeles en una misma obra?

Yo lo afronto encantado. Cuando estuve en París con el maestro Jacques Lecoq aprendí el placer de actuar, el hecho de actuar como un juego, que no quiere decir que todo vale, pero sí la idea lúdica de cambiar de personaje, de disfrutar. No es una cosa que me tome como un desafío , un reto doloroso, sino como un placer.

¿La improvisación con la que se concibió la obra también se practica cada día en el escenario?

Hay mucha menos improvisación de la que parece. Nos gusta la idea de que el público crea que está todo improvisado, que está ocurriendo en ese momento y que es algo único, pero está todo escrito. Pero cuando haces un teatro que tiene mucho texto, el gesto y el espacio son tan importantes como la palabra y eso también tiene una parte que por definición es improvisación. A veces actuar e improvisar son sinónimos.

Pues parece que funciona porque la obra ganó el Max al mejor texto en catalán y tú recibiste el Fotogramas de Plata por tu interpretación.

Nosotros estamos encantados de la vida, porque estamos escribiendo espectáculos sin miedos, sin complejos. Igual podía ser difícil de digerir, porque admitimos que es un poco raro, marciano y extraño, pero nos hemos encontrado una aceptación brutal de la crítica y de la gente de la calle. Con el humor puedes llevar al público donde quieras. Si pudiéramos hablar seriamente con humor solucionaríamos muchos problemas.

La gente ha seguido yendo al teatro incluso durante el momento más álgido de la crisis. ¿Qué crees que encuentra el público en escena que no le proporcionan otras artes?

Creo que el teatro tiene una lucha muy dura por delante porque ahora hay muchos recursos para acceder a lo audiovisual, pero tiene el poder de lo directo, de lo vivo, y eso tiene una fuerza muy grande. Yo quiero creer que esto no será una reliquia solo para los museos sino que se acabará imponiendo y no dejemos nunca de reunirnos entre comunidades para compartir un espacio común. Y también a nivel de cohesión social, porque el teatro es un ágora en el que todos pueden opinar, no importa la edad ni el origen ni el estatus social. Es un espacio de debate necesario.

Pues con humor y debate todo tendría arreglo...

Pues sí, lo fácil que es decirlo y lo difícil que es ponerlo en práctica. Si pudiéramos hablar desde la empatía de opiniones diferentes y opuestas, todo sería más fácil.

Estás preparando otro espectáculo con Jorge Picó y en cine estás a punto de estrenar La vida lliure de Mar Recha. ¿Eres más selecto con los proyectos?

El cine es un mundo muy particular, yo tengo la suerte de poder elegir y creo que soy un mal ejemplo para los que empiezan. Me llaman de Francia, Inglaterra y ahora acabo de rodar en Italia. Tengo la suerte de poder afrontar proyectos muy distintos. Pero intento ser honesto conmigo mismo e implicarme en proyectos en los que haya algo que me conmueve.

Con Guillermo del Toro rodó El laberinto del fauno. ¿Ha visto ya La forma del agua, favorita para los Óscar?

No, todavía no, pero me han dicho que es una bomba. Más que un director es un genio, con una cabeza y un talento privilegiado.

Eres un catalán comprometido. Si te pido una breve visión de lo que está ocurriendo ¿qué me dirías?

Fácil solución no tiene, pero yo pienso que es muy interesante que las cosas se muevan, en cualquier sentido. Para mí es interesante que a nivel popular, a nivel de calle, la gente se haga preguntas, hable de política, para que la política se convierta en un utensilio casero que esté al alcance de todos, que no dejemos esto en manos de unos dirigentes, de unos padrinos que nos van a llevar a buen o mal puerto, en Cataluña, en España y en Europa, Al menos hay interés por no renunciar a la idea de cambiar el mundo. Tenemos que asumir que los que mandamos somos nosotros y no alejarnos de las decisiones importantes de nuestro futuro. Eso no tiene que ver con el independentismo puramente sino con occidente.

¿Cree que Puigdemont será presidente de Cataluña?

No sé, no sé. No sabemos qué va a ocurrir... No entendemos por un lado y por otro qué va a pasar, y lo absurdo de todo esto.

¿Ves a Cataluña independiente?

Sí, sí. Pero Puigdemont no es nadie, es un individuo en un momento concreto. De alguna manera los pueblos tienen que acabar eligiendo cuál es su destino.