Es la historia de la Natividad, según declaró el director Timothy Reckart, que realizaba su ópera prima, desde el punto de vista de los animales y, en esta película, seguimos a Bo, un asno que lleva a María y José a Belén. Un largometraje de animación, por supuesto, que el productor DeVon Franklin calificaba como la mayor historia jamás contada.

Vemos así como un pequeño pero valiente asno llamado Bo anhela una vida más allá de su monótono trabajo en el molino del pueblo. Cierto día, Bo encuentra el valor para escaparse y termina haciendo amistad con los recién casados José y María. Inmediatamente, la bondad de María embarca a Bo en la aventura de sus sueños. Durante su viaje forma equipo con Rut, una amigable oveja que ha perdido su rebaño, y Dave, un palomo con altas aspiraciones. Junto a tres hilarantes camellos y algunos excéntricos animales de establo, Bo y sus nuevos amigos siguen a la Estrella y se convierten en insólitos héroes de la historia más grande jamás contada: la primera Navidad.

Según confesó el propio Franklin, para convertir el significado de la historia más allá de la narración literal se inspiró en una travesía sobre las decisiones que todos tomamos en nuestra vida diaria que tienen un impacto y que, finalmente, se integran en el centro del marco de la historia de la humanidad. «Dice mucho -señala- sobre el trabajo en equipo, salir de las propias perspectivas limitadas y trabajar juntos. Nuestro héroe, el asno Bo, necesita a todos los demás animales para triunfar. Además, habla sobre la esperanza: tienes que creer en lo imposible para que suceda».

«Pone de manifiesto cómo algo que parece pequeño puede ser más grande de lo que aparenta en el exterior. Bo ha estado buscando hacer algo importante y comienza a buscarlo de un modo que le permite crecer a nivel personal», afirmó Reckart. «A lo largo del viaje, al hacer algo pequeño -ayudar a esas dos personas que, por lo que él sabe, son una pareja cualquiera- termina haciendo lo más importante. La grandeza llega con la apariencia más humilde, este es el mensaje de la Navidad en sí».

«Encontramos oportunidades para divertir y crear», apunta Franklin. «El público no viene para ver un documental o una exposición histórica, viene para disfrutar y por la creatividad. Creo que encontramos formas de presentar a María y José como personajes reconocibles».