Es la secuela de Padres por desigual (2015) y que contaba con idéntico reparto y con buena parte del mismo equipo técnico, amparado en gran medida en la presencia de dos actores muy populares, Mark Wahlberg y Will Ferrell. La primera no fue el gran éxito que se esperaba, pero funcionó a nivel de oferta vacacional en Estados Unidos. El caso es que solo han pasado dos años y de nuevo nos visitan Brad Whitaker y Dusty Mauron, dos padres empeñados en poner al día una agenda importante, la de recuperar el amor de sus respectivos hijos. Algo que vuelve a enfrentar a los progenitores. Brad y Dusty se las han apañado para lograr lo que nadie ha logrado: compartir amistad y paternidad (uno como padre natural, el otro como padre adoptivo). Todo va a pedir de boca hasta que entran en escena el autoritario y machista padre de Dusty, Kurt (Mel Gibson).