Parecía que la pesadilla de esta saga había concluido con el séptimo capítulo y que se anunciaba asegurando que se ponía punto final a la misma, pero una vez más se abusa de la impotencia y de la falta de malicia del espectador alargando sin justificación alguna una serie que nadie echaba de menos. De este modo, el siniestro fenómeno Saw vuelve a cobrar vida con la octava entrega, que nos trae unos nuevos realizadores, los hermanos gemelos Michael y Peter Spierig, intentando resucitar un esquema que se apoya en el terror más desagradable y repugnante. Saw VIII plantea una nueva incógnita: ¿quién está detrás de la cadena de asesinatos si John Kramer murió hace más de una década?