«Es una historia de gatos callejeros que viven con gran valentía en los barrios bajos de Tokio y era esencial plasmar la vitalidad de las expresiones de los gato. Además queríamos que la audiencia sintiera la historia de una forma cercana, por lo que aplicamos especial atención a crear escenarios hermosos y detallados». En esos términos definía su película uno de los directores, Motonori Sakakibara. Su colega, Kunihiko Yuyama señaló que «se trata de una historia sobre el mundo de los gatos, pero en ella se expresa el dramatismo de las variadas relaciones que hay entre ellos, así que fui especialmente consciente de expresar con detalle cómo van aflorando todas esas emociones».