Se mueve alrededor de Frida, una niña de seis años que afronta el primer verano de su vida con su nueva familia adoptiva tras la muerte de su madre y es el primer largometraje de la directora catalana Carla Simón, nacida en Barcelona en 1986. Con él ganó la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga, el premio a la mejor ópera prima y el especial de jurado en el de Estambul. No estrenada en Alicante en su momento, llega ahora al calor de haber sido elegida para optar por España a la nominación al Óscar

«En mis tres últimos cortometrajes -declaró la realizadora- partí de historias de mi propia familia para contar relaciones familiares. El proyecto que aquí presento va hacia la misma dirección. De hecho, Verano 1993 es mi propia historia, la película más personal que he escrito hasta el momento. Un verano que definió mi infancia y me obligó a crecer más rápido que cualquier otra niña de mi edad, influenciando sin duda a la persona que soy hoy en día. En Verano 1993, mi nueva vida empezó. Aunque mis recuerdos sean vagos, esta película retrata ese periodo con la niña que yo era entonces como protagonista».

Los responsables de la cinta manifestaron que habían hecho frente al reto de dirigir esta cinta sobre la base de que el cine de autor no es sinónimo de hacer cine al margen de la industria y, al contrario, han ido construyendo poco a poco un diseño de producción que sitúe la película en el escenario cinematográfico internacional. «La película de Carla -añadieron- es una obra delicada, sutil y que deja una sensación de feeling good a pesar de narrar una situación dramática. Desde el principio hemos tenido claro que esta película se inscribe en la línea de proyectos que pueden alcanzar prestigio en festivales, además de encontrar su público en salas, y por eso la hemos cuidado en citas de relevancia nacional e internacional. Era primordial que el resultado fuese de máxima calidad visual y de interpretación».