Lleva a la gran pantalla las alucinantes (aunque verdaderas) hazañas de un estafador y piloto a quien la CIA recluta de forma inesperada para llevar a cabo una de las mayores operaciones encubiertas en la historia de Estados Unidos. Pero lo primero que había que descubrir es quién era en realidad Barry Seal. ¿Un traficante? ¿Un confidente? ¿Un patriota?

Nadie ha oído hablar de uno de los hombres más ricos de EE UU en los años ochenta. Pero gracias a su estilo, chulería y ganas de vivir, el piloto de la TWA Barry Seal es el auténtico héroe de la tranquila ciudad sureña donde vive. Ante el asombro de su esposa Lucy, el encantador empresario ha pasado de ser un respetado piloto de la TWA a convertirse en una figura clave en uno de los mayores escándalos de la historia moderna. Nadie esperaba que por un asunto de contrabando, Barry acabaría ayudando a construir un ejército y financiar una guerra.

Cuando el piloto se ve involucrado en el trabajo de un oscuro departamento gubernamental, pasando cajas llenas de AK-47 y de cocaína, acaba ganando una verdadera fortuna con su importante papel en el asunto de la Contra iraní. Desde intercambiar armas por rehenes, hasta entrenar a soldados para capos centro y sudamericanos, Barry se convierte en un héroe inesperado que trabaja contra el sistema. Pero ¿cómo conciliar el sueño por la noche? No pasa nada, todo es legal mientras trabajes con los buenos.

Barry Seal representa la historia de éxito americana por antonomasia. Fue reclutado para vigilar a comunistas en Centroamérica y acabó entregando armas a los rebeldes que luchaban contra el comunismo. La guerra que libraba Estados Unidos contra las drogas y contra el comunismo tenía dos frentes, y Barry Seal los conocía a la perfección. «Era un oportunista nato -afirma el director- y volvía de Centroamérica en un avión vacío. Si hacía falta entregarlo al día siguiente y era ilegal, nadie mejor que Barry Seal. Al transportar armas ilegalmente bajo el manto de la CIA, podía entrar y salir del país con suma discreción. No tenía sentido volver de vacío, y acabó trabajando para el gobierno de Estados Unidos y el cartel de Medellín a la vez sin que ninguno de los dos lo supiera. Jugó con ambos y amasó una fortuna enorme en poco tiempo, pero el dinero no era lo importante para Barry. Lo hacía porque era un reto, se sentía vivo y, sobre todo, porque volaba».

La historia de Barry Seal es tan increíble que solo puede funcionar gracias al tono satírico, irónico y en ocasiones trágicamente cómico adoptado por Barry Seal. El traficante. La productora Kim Roth explica: «Todos sabemos que Doug es un gran cineasta y un magnífico narrador, pero lo mejor es que ya hacía algún tiempo que quería contar una historia de esa época. Cuando vio que podían contarse absolutas locuras desde el punto de vista de Barry, todo encajó».

Tom Cruise y Doug Liman también son pilotos y decidieron enfocar los elementos más humanos de la vida de Barry mientras intenta desesperadamente llevar una vida familiar normal a pesar de los retos de su vida profesional. Está loco por su mujer Lucy y dispuesto a cualquier cosa para que ella y sus hijos sean felices. Tienen una relación apasionada, pero también son prácticos. Obviamente, los personajes se inspiran en los auténticos protagonistas, pero como en cualquier película, el equipo creativo se permite ciertas licencias para contar la historia. Tom Cruise reconoce que se sintió atraído por la historia porque nunca ha conocido a alguien como Barry Seal: «Mark Twain es uno de mis escritores favoritos. Creo que hay mucho de él en el guion de Gary. Barry Seal vivió en una época única que nunca volverá, ni para la aviación ni para la historia en general. Tuvo una vida llena de aventuras inverosímiles, cuesta creer que pudo pasarle todo esto. Fue un personaje que cruzó la Historia. Parece casi demasiado extravagante para ser verdad, y hoy en día sería totalmente imposible».

No solo el espíritu pionero de Barry Seal fascinó al actor, sino también sus contradicciones. «Barry era un piloto genial -prosiguió-, amaba profundamente a su familia. También es un antihéroe que solo quería ser un aventurero. No hay excusas para lo que hizo, pero reconozco que realizó sus sueños. Fue alguien que vivió más allá de las reglas cuando aún podía hacerse algo así en la aviación. Hoy en día todo está perfectamente controlado y los espacios aéreos muy delimitados. Pero las cosas que hicieron él y otros pilotos en aquella época eran tremendas».