La revista Variety dijo de esta película que es una divertida y tierna ópera prima y lo cierto es que, desde que se presentó en la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes, se ha paseado con notable éxito de crítica en festivales internacionales, entre ellos los de Haifa, Zurich y Filadelfia. Algo que no deja de sorprender tratándose de un primer largometraje y de que la ha dirigido una mujer árabe, con todas las dificultades que ello entraña en un escenario tan conflictivo como el de Oriente Medio.

Se sitúa en Nazaret en nuestros días. Una pareja de ancianos vive cansada del ritmo de su rutina diaria. En el otro lado de la frontera, en Ramallah, su hijo Tarek desea seguir siendo un eterno soltero, su hija está a punto de dar a luz mientras el marido de esta consigue un papel en una película y la abuela pierde la cabeza... Entre check-points y sueños, frivolidad y políticas, algunos quieren marcharse, otros quieren quedarse pero todos tienen asuntos de familia que resolver. Maha Haj comenzó a trabajar en el guion en 2012 mientras seguía con su actividad de directora de arte y criaba a sus dos hijos. Mientras tanto acumulaba experiencia, conocimiento y cierta sabiduría. «Me di cuenta -declaró- que era lo que quería hacer de mayor ¡Excepto que ya tenía casi cuarenta años! En todas las películas en las que trabajé fueron como una escuela para mí. De una película a otra adquiría más experiencia y, al mismo tiempo, escribía para otros y para mí misma». Según confesó la fuente de inspiración de su primera cinta fue el paisaje. «Mi hermana tiene una cabaña en el bosque al norte de Suecia. Fui con mi familia a pasar año nuevo. Hacía tanto frío que el lago estaba congelado. Todo era blanco, tranquilo, majestuoso e increíblemente bonito. En ese momento estaba pasando por una gran depresión y no fui consciente de la belleza de mi alrededor. Me pregunté qué sentirían mis padres al ver un lugar así..., que llevan casados más de 50 años».