Qué palabra tan bella, esa que describe la sensación de continuidad. Mañana, como me decía ayer un grandisimo amigo, -insipirado por el alma de esos tiempos donde los guerreros sabían que el destino les aguardaba- es, existe y se le espera. Mañana lo es todo. Mañana empieza todo, como reza la pelicula francesa del momento. Porque mañana es ese momento en el que los sueños toman forma. Y esos sueños han hecho esta ciudad. Esa esperanza de mañana ha construido castillos, despertado barrios, construido ilusiones, fabricado empresas, desperezado nuestro típico menfotisme... ese mañana ha hecho lo que hoy somos, porque constantemente desde el presente pensamos en el mañana. Por eso, un día de 1928 Jose Maria Py y un grupo de burgueses y prohombres de la ciudad, en el Circulo Mercantil, creó estas Fogueres de San Chuan (asi se escribía por entonces) con ese mañana por bandera. El marco, una ciudad que tenía ilusión y ganas de tener turismo a tope, economía y un plan de «negocio» colectivo en la Historia de España. O sea, lo que siempre llamamos una estrategia de futuro. Así que ni cortos ni perezosos se pusieron a construir, bajo una tradición milenaria del Bronce y luego Romana con el fuego purificador, y en la Nit de San Joan el mejor solsticio de verano. La ciudad contaba ya con el llamado Tren Botijo, que nos situó en el mapa por fin, esa antesala del AVE que a principios del siglo pasado traía a los veraneantes madrileños a nuestros baños y relajantes paseos al mar. Así que había que construir más ese mañana. Y así nacieron lo que hoy, este fin de semana, nos hará vibrar a todos de emoción. Estas calles , estas Fogueres son muchas cosas. Turismo, vida, economia, cultura ancestral, purificacion, diversión, alegría de vivir, tomar las calles... No se puede uno perder este fin de semana un paseo por esas calles. «Ocupadas» por la gente, esa gente que se siente protagonista de la vida y de su mañana por unos días más que nunca. Recomiendo empezar por la tradicional Iglesia de Santa Maria hacia abajo, y llegando al Ayuntamiento no perderse la Foguera Oficial. No siempre es la mejor, pero sí es emblemática y dice mucho del pulso de la ciudad. Luego una visita por la histórica Foguera de Santa María, de las más antiguas, cuyo racó por la noche es sensacional. Lleno de gente maravillosa de toda la vida, donde bailar y cantar con todo el mundo como si no hubiese ese mañana. Luego un paseo por la calle Mayor, donde picar algo en sus terrazas ideales, y directos a la Rambla. Imprescindible la Hoguera Jose Maria Py, el racó de la Foguera Calvo Sotelo, los picoteos en la Barraca de Los Chuanos y un recorrido por las fogueras de Alfonso el Sabio, Mercado, Diputación y Hernán Cortés (un clasico de las especiales, fuertes y bellas) Y luego, señores, esta ciudad es mucho más que el centro. El resto de ella palpita, siente, respira y es esencial. Está llena de matices y grandes retos. Carolinas Altas es el icono de Alicante, Foguerer Carolinas la díscola personalidad, División Azul un descubrimiento constante, Bola de Oro una rebeldía organizada con glamour que no dejan de peleárselo siempre. Y así siguo: San Agustín, Florida Sur, Parque Avenidas, El Pla... cada uno de los rincones, incluidos hasta San Antón, y ahora todas las playas (no se olvide nadie que tambien tienen Hogueras, racó y barracas muy chulas) son imprescindibles. Y disfruten de sus ninots (al carrer o no, son geniales discursos sociales), de su ironía o de simplemente su belleza. Cuando hayan paseado, bailado, cantado hasta el dolor con la gente y descansado lo justo entre fuego y polvora, no dejen de saber que este viernes quemaremos restos del pasado en la Playa del Postiguet (llena de fuego) o en la Playa de San Juan; anticiparemos que el sábado, ante las lágrimas de nuestras Belleas del Foc, y su aleteo de abanicos emocionados, prenderán con fuego único cada trozo de colores, cada madera, cada dibujo de las Fogueras. Y eso, créanme, les embargará el alma para siempre. Feliz Finde