Es el primer largometraje de ficción como directora de Eleanor Coppola, la esposa de Francis Ford Coppola, una road movie acerca de Anne, una bella mujer con los hijos ya criados y cuyo marido es desatento con ella y adicto al trabajo La protagonista se verá inmersa en un inesperado viaje por la campiña francesa acompañada de un encantador bon vivant. La vida de Anne se encuentra, ciertamente, en una encrucijada. Casada desde hace muchos años con el exitoso productor de Hollywood, adicto al trabajo, emprende un inesperado viaje por la campiña francesa con el encantador socio de su marido. Lo que debió haber sido un trayecto de siete horas, se convierte en un viaje de descubrimiento lleno de vistas pintorescas, deliciosos platos y vinos, humor, inteligencia y mucho más.

Curiosamente, en 2009, Eleanor Coppola se vio en la situación de padecer un terrible resfriado que le impidió tomar un vuelo. Había acompañado a su marido Francis al festival de Cannes con la esperanza de proseguir el viaje hasta Europa Oriental, donde él tenía unos negocios, pero no pudo ser. ¿Y ahora qué? El dilema se vio rápidamente resuelto gracias al socio que su marido tenía desde hacía años. Era un hombre francés que en aquel momento se disponía realizar un trayecto hasta París en coche. Él le sugirió que la acompañara, a lo que ella aceptó. Al caer aquella misma noche, estaría durmiendo en el apartamento parisino de los Coppola. Y entonces, cuando finalizara sus reuniones, Francis se incorporaría de nuevo al lado de su esposa para unas minivacaciones.

Al cabo de unas semanas, tras regresar a su casa del norte de California, Eleanor le empezó a contar a una amiga todo tipo de anécdotas de su improvisado trayecto desde Cannes hasta París al lado de un francés obsesionado por la cocina, que le hizo "viajar" en más de un sentido. Un trayecto que inicialmente iba a ser de siete horas se acabó alargando a 40 porque el viejo Peugeot en el que viajaban dio allí su último aliento, y tuvo que ser sustituido por un vehículo de alquiler. «Esto me gustaría verlo en forma de película», dijo su amiga, entre risas. Llevar la historia al cine no estuvo exenta de riesgos. A la segunda semana de rodaje, el actor que tenía que interpretar a Michael abandonó el set, incapaz de desentenderse de otro proyecto que había firmado y al que debía acudir. «Estaba desesperada», recuerda Eleanor, que no conseguía hallar un reemplazo de la noche a la mañana. Entonces sonó el teléfono. Era Alec Baldwin, llamando a Francis para pedirle un favor. Aprovechando la ocasión, el director le pidió a Baldwin un favor urgente de vuelta. Y así fue como uno de los actores más famosos que existen llegó a Francia -a tiempo- para interpretar a un enérgico productor que tenía un perfil con el que estaba familiarizado.