Héctor Alterio ya es garantía de éxito. Y si la dirección la asume José Carlos Plaza aún más. De esa combinación, aderezada con un reparto integrado por Ana Labordeta, Luis Rallo, Miguel Hermoso,

Zaira Montes y María González, sale El padre, obra calificada por el propio autor, Florian Zeller, de farsa trágica. Y ahí radica su grandeza y su dificultad. Trata un tema tan espinoso como la perdida de la realidad debida a la vejez. Nos coloca en la perspectiva de una mente confusa o, quizá, confundida por los intereses de los que le rodean, nunca lo sabremos.

Sin ridiculizar jamás el carácter principal, Andrés nos hace reír. Las situaciones ambiguas, muchas veces contradictorias, las réplicas mordaces, los personajes duplicados, cambiantes, y por encima de todo la duda de si lo que realmente sucede es lo que dice la familia o es lo que siente el padre, producen una de las obras más divertidas, apasionantes y profundas del teatro contemporáneo.

Muchas veces se acerca al drama, otras muchas a la comedia y la mayoría de la veces a un inquietante thriller al estilo Hitchcock. Nunca decae y cuando creemos estar en una certeza, un revés inesperado, una imagen nueva nos desconcierta y nos vuelve a atrapar. Gran y divertido teatro.

Naturalmente es una obra escrita para un actor. Contar con Héctor Alterio para el papel principal convierte este proyecto en un sueño para cualquier equipo ya que el rigor, la inteligencia, el dramatismo y el sentido del humor están garantizados.

El padre está considerado uno de los éxitos teatrales más destacados en Francia y ha recibido el Premio Molière a la mejor obra teatral. Este motnaje, que llega este fin de semana al Palau Altea, se convierte, en la adaptación española de José Carlos Plaza, en una auténtica fiesta del teatro, en un alegato a la vejez con una buena dosis de comicidad y emoción.