Rockero vanguardista, artista multidisciplinar (también es cineasta, escritor, fotógrafo, actor y cronista del r&r), pionero del psichobilly (con permiso de los Cramps), leyenda viva (ya cumplió los 70), creador maldito, minoritario y único. Todo define a Tav Falco, el hombre que se metió en la música para «remover las oscuras aguas del inconsciente» con sus Panther Burns, el grupo que le acompaña desde su debut a finales de los años setenta en el que acabó cortando con una moto sierra su guitarra eléctrica, porque en Falco el ruido es música. Tav (de Gustavo) es el sonido del pantano triturado desde su adoptiva Memphis gracias un enciclopédico conocimiento de la historia de la música norteamericana de raíces. Junto a The Cramps o Gun Club, Falco le dio la vuelta en los años ochenta al blues y el rockabilly con una actitud verdaderamente rompedora y vanguardista, a años luz del mainstream, asiduo por tanto a las pequeñas salas de los USA y Europa, un rey del underground, el «eslabón perdido entre las primeras formas del rock'n'roll y sus mutaciones contemporáneas», dixit Tav.

Otra: «La modernidad que no conecta con el pasado es falsa». Y es que a diferencia de tantos grupos actuales militantes de lo retro o lo vintage, que calcan en modo nostálgico, más que reinterpretar el rock primigenio, Tav y sus panteras son «el eslabón perdido entre el mundo de antes y el de hoy, el último tren de vapor sobre raíles. No reproducimos nota a nota aquellos sentimientos, los reinterpretamos, reinventamos, no es un revival».

La elegancia torturada de Tav Falco's Panther Burns llega esta noche de la mano de la cada día más exquisita promotora Santa Leonor a Las Cigarreras de Alicante en un bolo conjunto con los mexicanos Los Sustos y dos one man bad: el holandés Leadfoot Tea y el uruguayo The Amazing One Man Band, todo por el irrisorio precio de 10 euros en venta anticipada y 13 si se adquiere en taquilla. Una cita imprescindible.