España completó su fiasco en la Eurocopa 2016 con una derrota en los octavos de final frente a Italia (2-0), con claves como la intensidad y la tensión, la inferioridad táctica, las paradas en los instantes finales del portero Gianluigi Buffon, la peor versión en ataque de 'La Roja' y los desajustes defensivos.

1. Intensidad y tensión: Desde el primer momento, incluso desde que sonaron los himnos nacionales, la tensión era diferente entre uno y otro equipo, trasladado desde el primer segundo al terreno de juego, cuando en el primer robo de balón su rival salió con hasta cinco hombres a toda velocidad al contragolpe a la meta de De Gea.

Italia desbordó con intensidad; a España le faltó durante casi todo el encuentro, con especial evidencia en el comienzo del duelo, cuando su adversario parecía un ciclón ante la 'Roja', que llegó tarde a cada pelota y siempre se sintió agobiada; le costó mucho robar el balón. Italia corrió 117,8 kilómetros; España se quedo en 110, casi ocho kilómetros menos que la 'Azzurra'.

2. Un repaso táctico: Advertida durante los días previos al choque de la perfección en ese sentido de la Italia de Antonio Conte, España se vio superada por el planteamiento táctico de su contrincante, que imaginó un encuentro y lo llevó a la práctica con rotundidad, de principio a fin, manejando cada registro al detalle.

Más allá de su dibujo 3-5-2, supo qué hacer y cómo hacerlo en cada momento, desde su potente puesta en escena, a veces con contragolpe, otras con pase entre líneas a Pellé, entre la defensa y el medio campo de España, sobrepasado toda la tarde. La selección jamás se sintió a gusto, ni con balón ni sin él, ni encontró la fórmula de contrarrestarlo. "En la primera parte nos han superado con su sistema", admitió Juanfran al término del choque en París.

3. La peor versión de España: Reducida a la mínima expresión durante una hora y cuarto de juego por su rival, España se marchó de la Eurocopa 2016 con una versión decepcionante, a años luz de la que demostró en el ciclo triunfal de 2008 a 2012, cuando ganó un Mundial y dos torneos continentales. No jugó nada hasta el tramo final.

Hasta el último cuarto de hora, cuando creó alguna ocasión más por inercia que por fútbol, ni tuvo tanto la posesión como suele, ni la movió con la rapidez y la verticalidad que exigía el encuentro ante una defensa tan compacta, ni la manejó con precisión. Sólo en los últimos minutos logró parecerse algo a su estilo más habitual.

Los jugadores, uno a uno

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4. Los fallos defensivos: La imagen del primer gol de Italia es inusual en un encuentro de alta competición de la selección. Este martes, repetitiva en todos los periódicos, refleja el infame primer tiempo del equipo. Una falta innecesaria, una barrera con dos jugadores italianos para impedir la visión de De Gea, sin nadie español detrás, un mal despeje del guardameta y cuatro jugadores italianos al rechace por uno español. Chiellini marcó así el 1-0.

A España le centraron cinco veces a su área en ocho minutos, le tiraron siete veces entre los tres palos, igual que sus tres rivales anteriores juntos -República Checa, Turquía y Croacia-, y sólo las paradas de David de Gea subsanaron unos desajustes atrás impropios de un equipo del nivel de la selección española, como la distancia entre líneas aprovechada constantemente por Pellé.

5. Las paradas de Buffon: A pesar de todos los problemas de España durante los primeros 75 minutos, a los que sobrevivió por las intervenciones de su guardameta, la figura de Gianluigi Buffon en la otra portería también asumió un protagonismo indudable en la derrota y la eliminación de España en el cuarto de hora final del duelo.

Primero a Andrés Iniesta y sobre todo en dos ocasiones a Gerard Piqué, la última en el minuto 89, solo ante él, dentro del área y con un remate forzado ante el guardameta, cuya increíble parada, repleta de reflejos, impidió el empate de la selección española. Después, a la siguiente jugada, Italia sentenció con el 2-0 final.