La Semana Santa de Orihuela se convierte en un lugar imprescindible por el que adentrarse estos días por su tradición, espectacularidad, solemnidad y singularidades.

Procesiones e imágenes únicas, no solo en la comarca de la Vega Baja y la provincia de Alicante, sino también a nivel nacional, ha supuesto el reconocimiento en 2010 de la Semana Santa oriolana como Interés Turístico Internacional. Quienes visitan estos días las calles de Orihuela se encontrarán con un auténtico museo al aire libre itinerante, gracias a tallas de reconocidos artistas como Francisco Salzillo, como el lavatorio (1758), San Pedro Arrepentido (1759) y el Pretorio y casa de Pilato (1777).

Uno de los momentos más emotivos, propiciado por la solemnidad del acto, recae en Jueves Santo, en la procesión del silencio, catalogada como una de las diez mejores procesiones a nivel nacional. A las once de la noche, Orihuela se queda a oscuras y en silencio, solo quebrado por el golpe de un timbal, una bocina sorda y el Canto de la Pasión.

La procesión de Viernes Santo es otra de las citas imprescindibles. Miles de devotas y devotos, y vecinos ocupan todos los rincones por los que transcurre una procesión en la que participan más de treinta tronos. Al finalizar, la emoción y fervor de los fieles se agolpa a las puertas del Ayuntamiento, al que llega el patrón popular de Orihuela, Nuestro Padre Jesús Nazareno, al son de «La Anunciación de la Jota» y escoltado por la Centuria Romana. Las calles adyacentes al Ayuntamiento rebosan de fieles que no quieren perderse la emotiva «Despedida del patrón».

La tradición y arraigo de la Semana Santa de Orihuela también reluce por actos e imágenes únicas, como las que protagonizan Sábado Santo, en la procesión del Santo Entierro, también catalogada como una de las diez mejores de España.

En ella sobresalen dos figuras. El Caballero Cubierto, de tradición centenaria ya que hay constancia de su existencia desde el siglo XVII. Es el encargado de portar la bandera y abrir la procesión, que durante el recorrido atraviesa la Iglesia y en la que cuenta con el privilegio de no despojarse de la chistera que porta.

La otra singularidad de esta procesión y de la Semana Santa oriolana es el paso de «El Triunfo de la Cruz» o «La Cruz de los Labradores», conocida popularmente como «La Diablesa». Es la talla más antigua que procesiona, datada en 1695. La imagen la compone una cruz, una esfera recubierta de nubes y en la base, sentados, un esqueleto humano sobre un reloj y un demonio con formas de mujer, de ahí la denominación popular de «La Diablesa». Por este elemento no puede entrar el paso a la catedral.

Este año dos hermandades celebran su 75 aniversario: la Hermandad de «El Prendimiento» y Cofradía de la Sagrada Institución de la Eucaristía «Santa Cena y Ntra. Sera de los Ángeles».