Además de la gastronomía típica que va desde los más exquisitos arroces (¡ojo!, en Alicante «arroz», no «paella») hasta la autóctona pericana, pasando por el tradicional caldo con «pelotas», imprescindible el día de Navidad; la provincia también cuenta con numerosas bebidas con sello de Denominación de Origen. Y no hablamos solo de cerveza, también es el caso de la enorme riqueza de los Vinos de Alicante, fruto de la diversidad de climas, comarcas y variedades de uva.

Los hay para todos los gustos: tintos, rosados, blancos, moscatel, nobles, añejos o espumosos, pero todos marcados por el intenso carácter mediterráneo de la provincia. Algunos distinguidos, premiados y con un origen exclusivo como el Fondillón. Y, cómo no, imposible pensar en disfrutar de un caldo alicantino sin contar con la variedad de uva estrella de la provincia: la Monastrell.

Pues bien, para los ya experimentados del vino alicantino o para los menos expertos, las bodegas de la Costa Blanca abren sus puertas para recibir a todo aquel que quiera descubrir los encantos de los vinos de Alicante con los cinco sentidos. Y es que, de norte a sur de la provincia encontramos la Ruta del Vino de Alicante que propone un turismo alternativo por el interior: viñedos, zonas rurales o catas. En definitiva un enoturismo de calidad. Además, este tipo de visitas no solo permiten conocer la elaboración y producción vinícola de las comarcas del Vinalopó o La Marina Alta y Baja, sino que supone todo un recorrido por el rico patrimonio histórico y cultural de estas zonas donde disfrutarás de sus gentes, monumentos, artesanía y productos autóctonos.

La zona de la Marina Alta incluye el área de Benissa, Teulada, Xaló y Parcent. Además del conocido Valle del Pop, que es la zona más cercana al mar Mediterráneo, y más abajo, L´Alfàs del Pi y Benidorm.

Desde Monóvar a Pinoso hay un gran valle lleno de viñas y uno de los paisajes más personales de toda la zona. En Villena se agrupan gran parte de bodegas de la zona norte. Sin olvidar Sax, Biar o Banyeres de Mariola, con sus imponentes castillos, o el Valle de Benexama, lleno de viñedos, olivos y frutales.

En esta lista vinícola tampoco se puede quedar a un lado Novelda, con su tradicional cultivo de «Uva Embolsada»; Elche, otra opción muy interesante por su fértil campo y la recuperación el cultivo de la vid con moscatel en la pedanía de Matola; y en la comarca más montañosa de Alicante, con un clima diferente y un paisaje espectacular, Cocentaina. Una comarca de montaña conocida por algunos como la «Toscana alicantina», con castillos, cerezas, olivos centenarios, y Parques Naturales como el de la Sierra de Mariola y el Montcabre.