Las calles y rincones de Petrer se llenan desde hoy y hasta el próximo lunes de olor a pólvora, música, color e historia para celebrar las fiestas de Moros y Cristianos por la festividad de su patrón San Bonifacio. Por su majestuosidad y espectacularidad cada año provoca una multitudinaria presencia de visitantes y vecinos que no quieren perderse ninguno de los actos de esta festividad, declarada en 1966 de Interés Turístico Nacional.

Este reconocimiento llegó en la segunda mitad del siglo pasado pero la historia de las fiestas se remontan mucho más atrás. Los registros indican que el 12 de mayo de 1822, mediante un bando municipal, se anunciaba las normas de la fiesta de la Soldadesca de Moros y Cristianos que pasaría a celebrarse el 14, coincidiendo con al festividad de San Bonificio. 195 años se cumplen de ese instante, un periodo donde la fiesta no ha dejado de crecer durante estos casi dos siglos después.

Las fiestas giran en torno a sus protagonistas, quienes con sus trajes, desfiles y batallas de pólvora rememoran la lucha entre los bandos. Por un lado el cristiano, compuesto por las comparsas, Tercio de Flandes -popularmente flamencos-, Marinos, Vizcaínos, Estudiantes y Labradores. Y por otro lado, el moro distribuido en otras cinco comparsas, Moros Viejos, Moros Nuevos, Moros Beduinos, Moros Fronterizos y Berberiscos. Cada comparsa cuenta con su correspondiente abanderada, donde reside otra de las singularidades de las fiestas de Petrer ya que en 1905 salió la primera mujer que ostentó este cargo.

Los trajes

La elaboración de las vestimentas y trajes empleados durante las fiestas traen consigo un elemento y filosofía que las distingue de la mayoría de festividades de moros y cristianos. Los trajes han de ser confeccionados en Petrer, además han de obtener la aprobación de una comisión artística integrada en la Junta Central Directiva de la Unión de Festejos San Bonifacio Mártir.

Esa espectacularidad de los trajes comenzará a lucirse a partir de hoy, en el primer acto, con la Entrada saludo a las bandas de música, culminando la primera jornada con la retreta. La bajada del santo desde la ermita hasta la parroquia arranca el segundo día de fiesta que continuará con la guerrilla, en la que se reprenta la lucha entre los dos bandos, y a media noche, la Ambaixada en valencià, una versión satírica de las Solemnes embajadas de la fiestas. El sábado estará marcado por la entrada cristiana a las 11.00 horas que recorrerá las calles ofrececiendo un espectáculo de luz y sonido. Y como acto vespertino y para culminar el tercer día de fiestas, los más fieles acompañarán en la procesión al patrón San Bonifacio.

El domingo también es uno de los días principales sobre los que gira las fiestas. Por la mañana a las 11.30 horas ni visitantes ni vecinos pueden perderse uno de los momentos más brillantes y especiales de las fiestas, como es el Desfile de Honor. A continuación y para cerrar el penúltimo día de fiestas los focos se pondrán en la recogida del Predicador para asistir a la santa misa mayor. Por la tarde, continuando con el derroche de espectacularidad será el turno de la majestuosa embajada mora. El lunes, en la última jornada de las fiestas, arrancará a las 10.30 horas con la guerrilla, estafeta y embajada cristiana. Las fiestas la cierra la subida del Santo y la celebración de la misa y la proclamación de los cargos que representarán a las fiestas el próximo año, al son de al alardo.