Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura y doctor honoris causa por la Universidad de Alicante, dio por título a una de sus últimas novelas El héroe discreto. La trama de la novela no tiene nada que ver con la ciencia ni con el descubrimiento de Francis Mojica, si no fuera porque hace poco más de un año, bajo el título Los Héroes del CRISPR, la revista Cell publicó un artículo de revisión del descubrimiento genético llamado CRISPR, que según la revista Science es el más importante del año y, para algunos expertos, el del siglo.

En el citado artículo, se reconocía la autoría del primer descubrimiento y la paternidad del nombre al profesor de la Universidad de Alicante, el Dr. Francisco J. Martínez Mojica, por los resultados que obtuvo al respecto en 1993 y 2005. El citado descubrimiento del microbiólogo Francis Mojica abría el paso a la técnica llamada coloquialmente como el «corta pega genético», a través de la cual se pueden curar y prevenir muchas de la enfermedades que hoy en día se consideran incurables. La magnitud del descubrimiento encaja perfectamente en el concepto de lo heroico, ya que se trata de una acción extraordinaria y loable, y porque Francis Mojica ha pasado a ser, como los héroes de novela, persona admirada por sus hazañas científicas y virtudes, tanto por la comunidad científica y académica, como por la sociedad en su conjunto.

Aquel artículo fue el prolegómeno de una serie de reconocimientos y premios del más alto valor científico y social, incluyendo, entre otros, el premio Jaume I de investigación básica, el premio Alberto Sols, el premio Balmis, el premio BBVA a la investigación de frontera y dos nominaciones a los premios Nobel de Medicina y de Química en 2016. Todos estos reconocimientos y premios han cambiado la vida de nuestro profesor, que acostumbrado a ser amable y educado, no se ha negado desde entonces a asistir y pronunciar conferencias ante colegas, estudiantes y compañeros, y que ha sabido valorar con humildad y gratitud cuantos premios y felicitaciones ha obtenido. Pero afortunadamente tanta fama y revuelo mediático no ha cambiado lo más mínimo su carácter discreto, entendido también como referido a las virtudes de la prudencia, la sensatez y el tacto exquisito para hablar y obrar.

Desde la Universidad de Alicante, dónde sentimos a Francis como nuestro, deseamos que un día cualquiera, cuando menos lo esperemos, a Francis Mojica un Nobel venga a verle.