Los veterinarios han sido noticia en los últimos meses por su participación en el Plan de Esterilización Felino ¿Cuáles son los objetivos? ¿Durante cuánto tiempo se debe mantener esta política?

Estuvimos un tiempo negociando con la Diputación de Alicante. En junio de 2016 se aprobó una línea para que los municipios pudieran abordar campañas de esterilización de colonias de gatos sin propietario a través de clínicas locales. La dotación de aquel año fue de 250.000 euros y para éste serán otros 200.000. El hecho de que la diputación tenga la intención de mantener esta línea en el futuro sitúa a este proyecto como el más ambicioso jamás abordado en esta materia en España. Hemos de estar agradecidos. Su duración depende de la voluntad política, pero está claro que se ha dado un importante paso en la correcta dirección porque los ayuntamientos no tenían en muchas ocasiones los recursos para poder abordar el problema. Hemos avanzado mucho y tras dos años de actuación, estamos más cerca de resolverlo.

- ¿Qué amenaza supone la proliferación de estos felinos?

Es un tema complejo pues conlleva, por una parte, una gran carga emocional para las personas implicadas en la alimentación de estos gatos abandonados y por otra, por los lógicos conflictos que originan a la población residente. Estos gatos suelen generar molestias por su comportamiento sexual (aullidos, peleas, olor por marcado), merodeo de animales en celo o a causa de su acceso incontrolado a contenedores y bolsas de basura, a hogares, escuelas... La captura, esterilización y liberación de estos ejemplares es la mejor herramienta para controlar estas poblaciones al mismo tiempo que se respeta su bienestar y se evitan sacrificios masivos. Además de las molestias, la dejadez en el control de la reproducción de estos felinos afecta a la salud humana, contribuyendo a la consolidación de micosis, diversos parásitos o incluso toxoplasmosis y a la salud animal, al ser un reservorio para la expansión de enfermedades.

- ¿Qué papel tiene el colegio en este plan?

Hemos protocolizado las acciones para que estas esterilizaciones se hagan con todas las garantías. Incluso hemos editado un vídeo para resolver dudas, más que a los veterinarios, a la sociedad. Además, mantenemos convenios con los ayuntamientos para añadir a las ayudas de la Diputación otras que aporta el Colegio vinculadas a la necesaria desparasitación de los felinos. Se ha de ser profesional en esta materia porque hablamos de una cuestión sanitaria, con ramificaciones de salud pública pero también de bienestar animal.

- Deduzco que no siempre se hace así...

Efectivamente, de ahí que nos hayamos querido involucrar. El año pasado, por citar un ejemplo reciente, tuvimos problemas con una ONG alemana que se dedicaba a colaborar con algunas sociedades de animales alicantinas para la esterilización de gatos. Las intervenciones, a cargo de supuestos veterinarios germanos, se realizaban en chalés, al aire libre, sin condiciones higiénico-sanitarias. No es ésta la manera de actuar... Lo denunciamos a las autoridades, se realizaron inspecciones, hubieron sanciones y un año después he de decir que la Federación Europea de Veterinarios ha elaborado, a raíz de este caso, un código para evitar estas situaciones, que incluye todas las consideraciones ético, deontológicas y legales que un veterinario debe considerar antes de embarcarse a colaborar en estos proyectos improvisados y sin garantías. Fomentar este tipo de campañas sin los recursos adecuados, como a veces se intenta, es una grave irresponsabilidad que al final termina pagando el propio animal intervenido. En estos casos, una aparente acción caritativa se convierte en un caso de maltrato animal.

- En lo social se ha consolidado un movimiento animalista. Se habla con reiteración de las posibilidades del turismo «petfriendly», de playas o espacios habilitados para perros, de cómo introducir a los animales en el transporte público ¿Cómo ven este debate los veterinarios?

Es el debate propio de una sociedad desarrollada. Los problemas en la relación con los animales domésticos no se resuelven sólo creando una concejalía de Bienestar Animal, aunque pueda ser éste un buen paso. Algunos ayuntamientos alicantinos, de hecho, ya se están planteando incorporar a sus plantillas a veterinarios porque es necesario responder con criterios técnicos y profesionales a todas estas necesidades. Ésta es otra de las líneas de actuación de Icoval: llevamos dos años organizando cursos de formación, en colaboración con la Diputación, dirigidos a trabajadores municipales. Existe una demanda real, una inquietud que satisfacer, hay mucho trabajo que realizar en esta materia y se evitarían muchos problemas a la ciudadanía si se mejora la formación en materia de bienestar animal. No todos los cambios de sensibilidad o las nuevas necesidades de los ciudadanos se resuelven con cambios en las ordenanzas municipales, que también es algo positivo pero siempre que se realicen con sentido, atendiendo al modelo de ciudad que se quiere, buscando referentes o experiencias anteriores válidas. En este sentido, el Colegio también está comenzando a asesorar en esta materia a algunos ayuntamientos.

- ¿Por qué se centra en los municipios y no en el conjunto de administraciones?

Son los ayuntamientos quienes tienen la práctica totalidad de competencias en materia de bienestar animal y tenencia responsable de mascotas. Son ellos quienes atienden los problemas vecinales derivados de la convivencia con mascotas, los responsables de la recogida y atención de perros o gatos abandonados, los que deben saber cómo controlar y qué exigir a los responsables de canes catalogados como potencialmente peligrosos, qué exigir a un núcleo zoológico, los que se plantean habilitar espacios públicos como playas o jardines para perros o cómo promocionar el turismo petfriendly en su ciudad... Muchos de ellos tienen suficiente población, recursos y un censo de animales amplio como para tener un veterinario municipal pero en toda nuestra provincia sólo Alicante y Orihuela tienen contratado uno. Pero, como te avanzaba, esta situación, afortunadamente, podría empezar a cambiar en breve.

- ¿Qué mensaje lanzaría entonces al resto de administraciones?

Pues uno prioritario: que es insostenible que la atención veterinaria a las mascotas siga tratándose fiscalmente como si de un artículo de lujo se tratase. El Gobierno central, en una situación excepcional de crisis, aprobó en 2012 subir el IVA por este concepto del 8 al 21%. Hemos comenzado a remontar la situación, algunos tipos de este impuesto para otras actividades han vuelto a ser reducidos y no se sostiene que los veterinarios, de forma discriminatoria con respecto al resto de servicios sanitarios, sigamos siendo la excepción, más aún cuando la recaudación que suponemos es mínima y se sabe que el efecto punitivo sobre la atención a las mascotas es máximo.