Las nuevas formas de comunicación, vinculadas al desarrollo tecnológico, tienen una presencia creciente en todos los aspectos de la vida. Herramientas digitales como redes sociales, servicios de mensajería instantánea, programas de edición de vídeo son algo absolutamente cotidiano en la sociedad actual y que, además, gracias a los teléfonos inteligentes, pueden editarse y compartirse de una manera muy sencilla. Y los ritos y procesos asociados a la muerte y al duelo no escapan a ello, como elementos de la vida que son también. Internet, y más aún desde el auge de los «smartphones», se ha convertido en un soporte idóneo para la transmisión de noticias luctuosas, o para compartir las emociones que vienen en esos momentos. Son herramientas accesibles, fáciles de manejar, con posibilidades para ser creativos y, sobre todo, sin una fecha de caducidad u obsolescencia determinada, lo que hace posible que el recuerdo a los fallecidos pueda ser perpetuo.

Este tipo de homenajes son cada vez más frecuentes por parte de particulares, a través de blogs y de perfiles de redes sociales -en ocasiones, utilizando el propio perfil de una persona fallecida, publicando palabras de recuerdo en él-, pero las empresas funerarias también se suman a estas nuevas formas de afrontar la muerte y el duelo. Víctor Humanes, director de Marketing de ASV Servicios Funerarios en Alicante, explica que las opciones posibles van desde la compra de flores online a la realización de ceremonias personalizadas donde incluso pueden proyectarse vídeos, pasando por el encargo de notas de condolencia o la publicación de mensajes de apoyo en la red.

«Los servicios funerarios son un reflejo de la sociedad, y si en ella la tecnología está cada vez más presente, es lógico que aquí también», señala Humanes. Además, destaca que este tipo de herramientas tienen una especial utilidad «cuando hay personas que no pueden llegar a tiempo al velatorio o al entierro», ante la obligada agilidad con la que deben hacerse. También resulta oportuno, añade, cuando fallece una persona que de alguna forma era popular, o se mantenía con ella un vínculo particular. Para ello, las páginas web de los tanatorios ofrecen datos de los difuntos -únicamente aquellos que la familia facilita-, espacios en los que se pueden dejar también mensajes de apoyo. Al mismo tiempo es una manera dar la información tradicional de las esquelas, como hora y lugar del funeral.

Víctor Humanes considera que, aunque es una cuestión que va evolucionando, «en general la muerte sigue siendo un tema tabú en la sociedad», si bien, recalca, «hay que normalizarlo, porque lamentablemente es algo vital». No obstante, tampoco se trata de «dar pasos drásticos», sino de irse adaptando a las pautas que va adquiriendo la sociedad. Y, en este sentido, el hecho de compartir de alguna forma los procesos de duelo «puede reconfortar en el sentido de conocer experiencias parecidas, o simplemente de recordar con satisfacción todo lo bueno que se ha vivido junto a alguien que ha fallecido».

Ése es un papel que en ocasiones cumplen las redes sociales, como complemento a formas más tradicionales como las terapias psicológicas de grupo. Algunas empresas funerarias cuentan con perfiles específicos en Facebook perfilesFacebook para ello; en el caso de ASV, esta página la gestionan psicólogos. También en el Hospital de Sant Joan d'Alacant se ha creado una Comisión de Humanización, de carácter multidisciplinar, entre cuyos objetivos está el arropar a las personas que están atravesando procesos de duelo. «Expresarse es un drenaje emotivo», comentan desde el centro hospitalario. Por ello, «hay que humanizar la muerte y el duelo» y facilitar que pueda producirse esa expresión, teniendo además en cuenta que «la muerte es algo que asusta» y que en esas situaciones se necesita compañía.

Los expertos del Hospital de Sant Joan son muy conscientes de que la función de la comunicación digital -y de las redes sociales de una manera más específica- puede ser primordial en estos casos, ya que «aunque la tecnología nunca sustituirá al ser humano en muchos aspectos, sí es algo que humaniza», más aún en situaciones particulares como la soledad a la que en ocasiones se enfrentan las personas que viven un duelo. «La red permite compartir sentimientos, encontrar empatías. Son grupos de autoayuda virtuales», porque se tiende a hallar consuelo o apoyo en personas que han atravesado situaciones similares.

«No elaboramos bien el preceso de luto», añaden desde el centro hospitalario, «y necesitamos de las redes sociales para ayudarnos a sobrellevarlo». El fenómeno, consideran, es además una prolongación de cierta soledad o voluntad de privacidad que existe en la sociedad actual: «Aunque en la red se esté compartiendo un sentimiento de una manera pública, tampoco hay que olvidar que no deja de vivirse en secreto ese duelo, porque no se comparte con todo el mundo» y, además, en el aspecto físico de la persona «no es visible», como sí lo era más en el pasado, por ejemplo, la tradicional vestimenta de luto. También achacan en parte el auge de la necesidad de la «compañía» de la red a que «los rituales de entierro han perdido la solemnidad de antaño, y eso puede hacerse sentir más solas» a personas que sufren una pérdida.

La «eternidad de la red» también es otro factor que, para los expertos del Hospital de Sant Joan, puede favorecer la realización de homenajes a través de páginas o con el montaje de vídeos, algo que también corroboran desde ASV, donde aluden al auge de las ceremonias personalizadas. Así el recuerdo se perpetúa, pese a que «no hay mayor memoria que la que cada uno hace en su mente», apuntan desde el centro hospitalario.