A nadie escapa que las comunidades de propietarios son una fuente de conflictos, ya que la convivencia entre los vecinos no siempre es fácil y, pese a la buena intención de las comunidades de dejar por escrito tanto en el Reglamento de Régimen Interior como en los propios Estatutos, las normas que ayuden a esa convivencia, la realidad siempre supera cualquier regla prevista.

Hemos pasado de las quejas de toda la vida, como tender la ropa mojando la del vecino de abajo, a otras traídas por la misma evolución de la sociedad como son los alquileres turísticos que ocasionan un tránsito de personas “extrañas” con una maleta a cuestas.

En la mayoría de las ocasiones estos conflictos se resuelven gracias a la capacidad negociadora de los administradores de fincas colegiados y de esa manera queda calmada la confrontación vecinal y restablecida la convivencia.

Pero lo cierto, es que negociar no es lo mismo que mediar. Mientras que la negociación busca que las dos partes ganen a través de resultados que sean beneficiosos para todos, en la mediación aparece la figura del mediador como un tercero imparcial que les ayuda a definir el problema, a comprender las posiciones e intereses del otro y a que las partes lleguen a su propio acuerdo, sin ganadores ni vencidos. Esta técnica de resolución de conflictos es muy positiva en las comunidades pues fortalece las relaciones humanas rotas o deterioradas.

Normalmente es la falta de comunicación la que lleva a que los problemas se enquisten y parezca no haber solución. En el caso de las comunidades de propietarios nos encontramos ante problemas que surgen una y otra vez en las reuniones, que intentan implicar a otros vecinos y que suponen una situación de estrés para todos. En estos casos la mediación facilitará la comunicación y se generarán acuerdos consensuados en las que todos estén conformes porque se les ha escuchado y acercado posiciones.

Pero la mediación vecinal puede ir más allá de los conflictos entre vecinos, pues abarca también a los comercios, bares u otros negocios que supongan discusiones o enfrentamientos por ejemplo malos olores, ruidos, etc. Es decir, los conflictos no se ciñen exclusivamente al entorno de una comunidad, sino que tiene que ver también con las relaciones de la comunidad con otros.

Los administradores de fincas colegiados que se forman como mediadores adquieren unas técnicas y conocimientos que permiten frenar la escalada del conflicto que pudiera surgir en una situación mal resuelta.

Hace más de un año que el Colegio de Administradores de Fincas de Alicante creó el Instituto de Mediación IMCOAFA y el Centro de Formación de mediadores y en la creencia de los beneficios de la mediación vecinal, seguimos formando a los administradores colegiados, para que obtengan la titulación de mediador, y por otro lado, el Colegio brinda a los ciudadanos la posibilidad de solicitar un mediador que por su formación específica como profesional en propiedad horizontal, les ayude en la gestión del conflicto a través de la mediación.

Y aunque la implantación de la mediación es más lenta de lo deseado, lo cierto es que los esfuerzos de los Colegios Profesionales están siendo muchos y junto al trabajo desarrollado con la Consellería de Justicia, esperamos que el proyecto de Mediación de la Comunidad Valenciana se apruebe sin demoras porque será una buena manera de impulsar la mediación de una forma real y efectiva, incentivando la cultura de los acuerdos frente a una justicia lenta y cara que en muchos casos no satisface a ninguna de las partes.

La efectividad de la mediación en el ámbito comunitario está contrastada, pues ocho de cada diez casos de mediación vecinal acaban con un acuerdo satisfactorio para ambas partes. Sus beneficios son una realidad en países como Inglaterra, Estados Unidos o Argentina donde la cultura del acuerdo está interiorizada como normal siendo impensable acudir a los tribunales sin antes mediar.

En conclusión, hay razones poderosas que justifican que apostemos para que la mediación sea una realidad a corto plazo y desde el Colegio de Administradores de Fincas de Alicante, seguiremos trabajando con esfuerzo e ilusión porque creemos que la mediación debe calar en la sociedad como valor al diálogo, entendimiento, escucha y cultura de la paz.