Aunque las probabilidades de seguir con vida sean mínimas, la esperanza y la fuerza es lo único que no se pierde. Así es como vivieron los padres de Leandro Martínez los primeros siete días de vida de su hijo, quien nació con una cardiopatía congénita (del tipo transposición de grandes vasos).

Al séptimo día de nacer, sus padres comenzaron a notar que le faltaba la respiración y que el bebé se volvía cianótico, de un tono azulaldo. De forma que, como en Alicante no se daba el tratamiento requerido, fue trasladado de urgencia a La Fe de Valencia, donde le diagnosticaron que padecía una cardiopatía congénita y comenzaron las pruebas médicas, puesto que en un cuerpo tan pequeño no se podía operar. A partir de ese momento empezaron los tratamientos aunque con un pronóstico más que angustioso: "A los siete días de vida le dijeron a mis padres que duraría 15 días, que iba a morir", relata Leandro. Sin embargo, fue evolucionando positivamente y tras un año y medio de tratamientos le operaron de TGV (transposición de grandes vasos). Desde ese momento, y ya con 27 años, es evaluado anualmente por controles médicos en Alicante.

A lo largo de los años los médicos le han recomendado siempre que no engordara, que no hiciera grandes esfuerzos ni deportes de competición ya que afecta a la dilatación de las arterias. Sin embargo, su actitud ha sido totalmente la opuesta en cuanto al deporte se refiere. La obstinación y perseverancia que le caracterizan han hecho de él una persona valiente y sin miedos. Tiene claro que una de sus pasiones es el deporte y que la práctica del mismo le hace estar más sano. "El deporte moderado me ayuda a ser más resistente y a que mi corazón aguante más", confirma el joven, quien ha orientado su vida profesional y personal hacia el camino del deporte.

Leandro Martínez: "A mis padres les dijeron que duraría 15 días"

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Próximo objetivo: Maratón de Valencia

"Lo imposible solo tarda un poco más". Bajo este lema Leandro se enfrenta al mayor objetivo que ha tenido en estos 27 años: correr la Maratón de Valencia el 19 de noviembre. 42 km por delante para demostrarse a sí mismo que simplemente puede hacerlo. Y hacerlo de la mejor manera posible, sin importar el tiempo que tarde, si no llegar a la meta corriendo y sonriendo. Pero especialmente esta maratón, además de ser la primera que realiza, tiene un significado bastante especial. "La maratón de Valencia es volver al punto de inflexión, ya que hace 26 años volví a nacer allí mismo y correr en esta ciudad es algo especial y que se lo quiero dedicar a mis padres", describe emocionado Leandro.

Empezó corriendo carreras de 5 ó 10 km en montaña, y luego medias maratones por asfalto, y aunque sea contradictorio con lo que siempre le han dicho los médicos, Leandro asegura que lo hace por "encontrarme mejor conmigo mismo y me hace sentir bien". De momento se encuentra bien y no ha tenido problemas en el corazón por hacer deporte. "Tengo que luchar por lo que me hace feliz y mientras no haya ningún problema no voy a dejar el deporte. Me he superado a mí mismo desde un primer momento corriendo los 5 km, que para mí eran impensables", apunta.

Además, su implicación va más allá, ya que desde hace un tiempo colabora con una asociación, Menudos Corazones, que ayuda a personas con cardiopatías congénitas a través de retos deportivos para conseguir dinero y ayudar así a las personas con esta enfermedad. El pasado año, Leandro creó un reto en la media maratón de Alicante y todo el dinero recogido se destinó íntegramente a la asociación y las personas que ayudan, en su mayoría niños. "Qué mejor forma de hacerlo que ayudando a gente que está pasando por lo mismo que pasaron mis padres en su momento y qué mejor forma que con el deporte", comenta el joven.