El golf y la agricultura son, cada uno desde su respectiva realidad, dos ejemplos de una utilización eficiente y responsable de los recursos hídricos que tienen a su disposición, y el desarrollo de uno y otro no entran en conflicto sino que se complementan. Ésta es una de las principales conclusiones alcanzadas en la mesa redonda organizada por INFORMACIÓN sobre el uso del agua en los campos de golf y la hipotética interacción que esto puede tener con el espacio agrícola, celebrada esta semana y que contó con representantes de los distintos ámbitos implicados. La convivencia entre ambas actividades fue uno de los aspectos más destacados del encuentro, en el que todos los presentes coincidieron en que las instalaciones deportivas no hacen interferencia alguna sobre el medio agrario, al utilizar aguas de diferente procedencia.

El sector del golf estuvo representado en esta cita por el presidente de la Federación de Golf de la Comunidad Valenciana, Andrés Torrubia, junto con el gerente del campo de Bonalba, Luis Méndez. También se significó el cuidado medioambiental que no puede faltar en las instalaciones dedicadas a la práctica de este deporte, con la presencia de los «greenkeepers» -responsables del mantenimiento del campo- Francisco Gilabert y Juan Manuel Verdú; el primero ejerce su labor en el campo de Font del Llop, mientras que el segundo lo hace en la Escuela de Golf de Elche. Asimismo, por parte del sector agrario acudieron el presidente y director de Asaja-Alicante, Eladio Aniorte y Ramón Espinosa, respectivamente. La mesa se completó con el vicepresidente de la Diputación de Alicante y responsable del área de Turismo, Eduardo Dolón, dada la repercusión directa que el golf ejerce sobre la principal actividad que mueve la economía provincial.

Eladio Aniorte abrió la sesión recordando que el agua «es siempre un tema de actualidad» en la provincia de Alicante, dado que «tenemos un déficit hídrico si no se hacen traídas de agua de otros sitios», y en particular «de los ríos». En su opinión, no obstante, se trata de «un tema político» que «sólo se solucionará cuando los políticos se sienten», y esto, remarcó, «no es fácil», aunque apostilló que únicamente son los intereses particulares los que hacen que esto sea así. Respecto al uso del agua por parte de los campos de golf, Aniorte señaló que en Asaja «no estamos a favor de que usen agua agrícola, pero creemos que los campos administran bien sus recursos porque utilizan agua depurada», al menos en la provincia de Alicante, con lo cual no chocan con el desarrollo normal de las actividades agrarias.

Para Aniorte, el golf es «una actividad agraria de ocio», y además «es rentable», por lo que «tenemos que aprovecharla» desde el punto de vista económico y además hacer «que no perjudique sino que sea complementaria». Por ello, incidió en que el golf «no debe usar agua agrícola» dada su escasez. Un problema que, por otra parte, insistió en que «se hubiera arreglado con el trasvase del Ebro» y ante el que «no quedará más remedio que buscar un acuerdo», porque «es una necesidad vital para todos».

Eduardo Dolón recogió el guante en este punto y señaló que «hay políticos que llevamos tiempo diciendo que se podía haber buscado un acuerdo y que se desmoronó por buscar otras vías». No obstante, consideró que «ahora estamos más cerca que nunca de alcanzar un pacto sobre el agua». Al mismo tiempo, criticó que «hay políticos que han acusado a los campos de golf de despilfarradores, cuando no es así, sino que son un ejemplo de aprovechamiento». En este sentido, recordó el informe sobre el impacto económico del sector elaborado por la Cámara de Comercio, y que «el agua hace falta para el regadío, pero también para el turismo».

Al hilo de lo expuesto por Dolón, Francisco Gilabert hizo hinapié en que «actualmente, por normativa, es obligatorio regar con agua residual» el césped de los campos de golf. Al de Font del Llop, en concreto, ubicado en Monforte del Cid, «nos llega el agua del terciario», es decir, procedente de depuradora, «y además luego hay que garantizar que se desinfecta» antes de ser utilizada. Con ello, recalcó que no interfiere en los usos agrarios. Es más, añadió que en la Comunidad Valenciana es agua de los campos de golf «está catalogada como de uso recreativo», por lo que el campo «tiene preferencia» sobre ellos.

Desperdicio de recursos

En la misma cuestión del uso de aguas depuradas entró Luis Méndez, al reiterar que «sólo podemos utilizar agua reciclada». El campo de Bonalba, en Mutxamel, recibe caudales a través del Sindicato de Riegos de la Huerta de Alicante, pero «cuando hay un trasvase no podemos utilizar la canalización», por la preferencia que la ley establece para los usos agrarios. Méndez hizo hincapié en que «los campos somos los primeros que gastamos un metro cúbico menos si podemos. Pero además, pagamos un impuesto de vertidos, porque la ley dice que vertimos agua al subsuelo, pese a que se trata de agua ya depurada».

El gerente de Bonalba también aludió a la «paradoja» de la existencia de depuradoras que «vierten agua al mar» porque no se encuentra ninguna utilidad para ella cuando, en su opinión, se podría emplear para usos similares a los que hacen los campos de golf, como el riego de parques y jardines. Una cuestión a la que también se refirió Andrés Torrubia, quien señaló que «si se pusieran de acuerdo los políticos, ese agua se podría reaprovechar». El presidente de la federación autonómica agregó, asimismo, que el golf es un sector «demonizado» por haberse asociado, de manera injustificada, al despilfarro hídrico y a la especulación urbanística, cuando «es el mejor compañero del turismo» y, además, «hay potencial para seguir creciendo». Torrubia defendió que «hace falta que los políticos se den cuenta de que el golf es una riqueza», así como «que vean que vamos juntos con los agricultores», en tanto que ninguna de las dos actividades es un perjuicio para la otra.

En este mismo sentido, Ramón Espinosa estimó que la principal cuestión a abordar es «la gobernanza» a través de una gestión eficiente de los recursos hídricos. Criticó que «la clase política nos ha metido en el debate partidista, y esto nos ha hecho daño». Apuntó también que «la agricultura es un modelo de sostenibilidad; por eso necesitamos agua, ya que sin ella se pone en riesgo la economía». Y también estimó que «el golf es una actividad agraria», en tanto que implica el crecimiento y mantenimiento de las especies vegetales que hay en los campos.

Sobre este aspecto también habló Juan Manuel Verdú, quien recordó que «regamos según coeficiente de necesidad: lo que requiere la planta y nada más». Asimismo, abundó en el aspecto ambiental de los campos de golf, al recordar que «evitamos muchas emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera», y eso «utilizando el agua que nadie quiere previamente». Un argumento más para reforzar la idea de que el golf y la agricultura no son actividades contrapuestas, sino que pueden convivir de forma armónica.

El precio del agua desalada y la falta de depuradoras, principales problemas

Asaja insiste en que el gran problema para la agricultura es la escasez de caudales para el riego y no el sector del golf

Los participantes en la mesa redonda organizada por INFORMACIÓN aludieron de manera reiterada a que el golf no interfiere en el sector agrario, especialmente el presidente de Asaja Alicante, quien señaló que este deporte es «una actividad que da sosiego y relax y, además, genera ingresos», por lo cual se preguntó, de manera retórica, «por qué no recoger» esos frutos. Eladio Aniorte hizo hincapié en que el gran problema del sector agrario es la escasez de caudales aptos para el riego, y en el elevado precio que tiene el agua desalada. En este sentido, remarcó que «el agua de trasvase cuesta 0,10 euros por metro cúbico en origen, y la desalada 1 euro». Por ello, insistió que los recursos hídricos «tienen que venir de los ríos», y que esa necesidad «tiene que entrar en las mentes de los políticos, sin perjuicio, además, de la desalación o la depuración». En todo caso, reiteró, la segunda opción como recurso para otros ámbitos -como el golf o el riego de parques y jardines- y la primera como un complemento, pero nunca como un recurso principal.

Aniorte lanzó la exigencia de insistir a los dirigentes políticos que «se sienten y hagan un gran pacto del agua, y que no se tire al mar» ningún caudal. Al respecto, Eduardo Dolón coincidió con el presidente de Asaja Alicante en que «el trasvase [del Ebro] era lo más económico y lo que los agricultores venían demandando». Sobre la desalación, consideró que «es buena, pero desaladoras tan grandes como la de Torrevieja no son eficientes» por el coste que implica su puesta en funcionamiento. Por ello, a su juicio se debería «invertir más en depuración y en canalizaciones» que permitieran una mayor eficiencia en la gestión de los recursos.

Por su parte, Francisco Gilabert destacó los campos de golf como uno de esos ejemplos de eficiencia a los que aludía Dolón. La legislación, añadió, «nos tiene en el punto de mira, y cumplimos» con lo que marca de manera escrupulosa. A eso se añaden, indicó, «los controles ambientales» que todo campo de golf debe pasar, y que certifican que la instalación es respetuosa con el entorno y no supone una amenaza para el medio agrario y natural que le rodea, sino un complemento más.

El golf, complemento turístico al sol y la playa

El presidente de la Federación de Golf de la Comunidad Valenciana fue uno de los asistentes a la mesa redonda que más énfasis puso en el impacto económico del golf desde el punto de vista turístico. Andrés Torrubia hizo mención a los «120 destinos directos» del aeropuerto de El Altet, y a cómo el golf puede -y debe- ser el elemento «que complemente la playa y el sol». También destacó que esto tiene impacto económico sobre el conjunto de la economía, ya que los potenciales usuarios del golf son «consumidores de todo tipo de productos», y además existe «una gran demanda».

Por ello, consideró que no se deben desaprovechar las oportunidades que presenta este sector, alejándolo además de prejuicios y estereotipos. «Hace falta que los políticos se den cuenta de que el golf es riqueza», insistió. En ese sentido, Eduardo Dolón asumió que «hay que poner en valor las instalaciones de golf» y mostró su disposición a seguir tendiendo la mano al sector. También recalcó que la demanda de agua responde en parte a las necesidades del turismo, un aspecto en el que coincidió con Eladio Aniorte, quien apeló además a que la Unión Europea «proteja de verdad a los socios europeos» en aquellas materias en las que sean líderes. Y, sobre este aspecto, recalcó que no sólo se debe tener en cuenta el turismo, sino también la agricultura, dado que España «por algo es la despensa de Europa».