Nuestro país cuenta con muy buena materia prima, pero no es líder en innovación. Entre las causas de esta situación se suele apuntar hacia las instituciones y la falta de inversión en los proyectos a largo plazo.

Según los datos recogidos por Penteo (analistas de sistemas de tecnologías de la información y comunicación -TIC-), la inversión tecnológica en la empresa española crecerá un 10,2 % en 2017, principalmente impulsada por un crecimiento en proyectos relacionados con cloud computing (computación en la nube) y CRM (siglas en inglés de Gestión de Servicio al Cliente). Aunque las partidas clásicas, centradas en ERP (Planificación de Recursos Empresariales), CRM (Centro de Procesamiento de Datos) y BI (inteligencia empresarial, inteligencia de negocios), concentrarán el 70% de la inversión tecnológica.

Servicios es el sector donde más crecerá esta inversión, seguido de Industria y Food & Beverage. Siendo loT (internet de las cosas) e Industria 4.0, (Industria inteligente o Ciberindustria del futuro) con un aumento en la inversión del 174%, así como en ciberseguridad con un 150%, las áreas más transformadoras.

Una mirada detallada al mapa actual de la innovación en España, desde la perspectiva de los centros tecnológicos, refleja como tarea pendiente dar el salto a la tecnología del siglo XXI. Necesitan ponerse al día en cuanto a las tecnologías vinculadas al tsunami digital, la IV Revolución Industrial y los grandes avances científicos, todo un mundo que todavía cuenta con poca infraestructura en España.

Una ojeada a los sectores que orientan los trabajos de estos centros permite vislumbrar la tarea pendiente.

El sector agrario se lleva la palma -presente en 10 de 17 comunidades-, seguido de cerca por el energético, el logístico, el de la automoción, aeronáutica y el turismo. Destacan, en este sentido, los empeños por actualizar su base tecnológica de Cataluña, Cantabria-con la inversión en el ámbito de las smart cities, ambas, y las tecnologías móviles, la primera, y las nuevas tecnologías, la segunda- y el País Vasco, con la Industria 4.0. Además, se observa una presencia elevada de laboratorios de energía, sobre todo renovables. También son muy habituales los centros de I+D en materiales vinculados a la conocida como industria tradicional: el plástico tiene centros dedicados en Andalucía, Valencia y Murcia; el metal en Andalucía, Murcia, Castilla-La Mancha y País Vasco; la madera, en Galicia, las Islas Baleares y Valencia; y varias de ellas tienen centros para trabajar sobre los materiales de forma global.

El mapa de la innovación también revela la falta de especialización en la investigación en España, tanto entre comunidades como dentro de las mismas.

Falta de competitividad

Según el último índice regional publicado por la Comisión Europea, ninguna región española está entre las 80 más competitivas de la UE. La primera, Madrid, ocupa el puesto 83 de un total de 263 regiones analizadas, con una puntuación de 67,7 sobre 100, según la metodología utilizada. Muy lejos de los 100 de Londres, los 97,7 de Berkshire y Oxfordshire, también en Reino Unido, y las 97,63 de Utrech, en Holanda, las tres que encabezan la lista.

Bruselas define la «competitividad regional como la habilidad de una región para ofrecer un entorno sostenible y atractivo para las empresas y que los residentes vivan y trabajen».

Después de la Comunidad de Madrid, la segunda española de la clasificación es el País Vasco (119), seguida de Navarra (148) y Cataluña (153). Melilla y Ceuta (236 y 238) son las que salen en peor posición y muy cerca de los últimos puestos. Las diferencias en el continente son abismales, el centro, el núcleo duro de la UE, y los países del norte están muchísimo mejor que los del sur y el este. España, Grecia, Portugal, el sur de Italia, Bulgaria o Rumanía están claramente atrasadas en términos de competitividad.

Hubs de «start ups» en España

Barcelona y Madrid, seguidas con bastante diferencia de Valencia y Bilbao, son las «capitales 'start up'» de España. La capital catalana fue el primer ecosistema que apostó en serio por las «start ups», por lo que se ha convertido en el ecosistema más maduro y, por tanto, el que más inversión, sobre todo internacional, está captando. Madrid es el segundo destino de la inversión y es el lugar donde se están creando más start ups que en cualquier otro lugar. En siguiente posición estarían Valencia y Bilbao. La capital del Turia ha vivido una importante eclosión de su ecosistema en los últimos años y Bilbao es el hub que tiene una apuesta más clara y verticalizada sobre la industria.