1.277 vecinos más con derecho a voto. Esos son los electores que se suman al censo electoral con respecto a las municipales de 2011 en Torrevieja. Un total de 46.139 personas podían votar en las elecciones de 2011. De ellos 39.505 eran de nacionalidad española y 6.544 extranjeros comunitarios o de países con convenio para que sus ciudadanos puedan votar en España. En 2015, esa cifra se incrementa hasta los 47.416, con 41.616 españoles y sólo 5.800 extranjeros comunitarios.

Los datos sin embargo resultan paradójicos teniendo en cuenta que el nuevo censo del Instituto Nacional de Estadística recogió un descenso de población en Torrevieja de más de 12.000 vecinos el pasado 1 de enero, de manera que de 103.000 vecinos se ha pasado a 91.000. Una pérdida que en términos electorales se traduce en la elección de dos concejales menos que en las pasadas municipales, pasando de 27 a 25, al no superar ya el número de residentes empadronados los 100.000.

Más de la mitad de estos 91.000 son vecinos extranjeros, pero de ellos menos de seis mil podrán acercarse a las urnas el 24 de mayo, porque además de tener que pertenecer a países de la Unión Europea para ejercer su derecho al voto en la ciudad donde residen, deben haber expresado antes formalmente su voluntad de estar en el censo, algo que requiere un trámite burocrático que no siempre anima a unos residentes alejados en su mayoría de la política local. Pese a los machacones discursos sobre la necesidad de integración, la presencia de vecinos extranjeros en las listas de los partidos es poco más que testimonial. En las del PP los ciudadanos extranjeros aparecen en puestos de relleno y en la corporación municipal, pese a la constante apelación de gobierno y oposición a la multiculturalidad y cosmopolitismo de Torrevieja, no se ha llegado a estrenar en el salón de plenos un concejal «chan» como se denomina cariñosamente a los vecinos centroeuropeos en Torrevieja, en 36 años de democracia.

¿Por qué hay entonces más vecinos con derecho a voto en la ciudad que hace cuatro años? El grueso de nuevos electores son españoles y, la mayoría, nuevas incorporaciones, jóvenes que superan los 18 años y que ya pueden emitir su voto.

En qué medida pueden estos datos condicionar el resultado final de las elecciones en la que es quinta ciudad de la Comunidad Valenciana, donde por cierto apenas ejerce su derecho a voto el 50% del censo -poco más de 24.000 votos-, es difícil de anticipar. Hay más electores, menos concejales a elegir, más candidaturas -diez y hasta siete de ellas con posibilidades de lograr representación-. Lograr el primer concejal «costará» en torno a 1.300 papeletas. Y al final sólo dos de cada diez habitantes de la ciudad -contando a los menores de edad-, son los que deciden a los representantes y gestores del municipio.

Durante la jornada electoral se dispondrán 75 mesas electorales, diez menos que en 2011. Por cierto, el Ayuntamiento ha aprobado un gasto menor de 8.000 euros para imprimir todas las papeletas necesarias.