El presidente de la Generalitat y secretario general del PSPV, Ximo Puig, se presentó ayer ante su ejecutiva nacional con unos resultados electorales «manifiestamente insuficientes», pero lo bastante satisfactorios -«se han sumado votos y porcentaje, y se ha frenado ya la caída»- como para no tener que enfrentarse a un auditorio difícil, si el concepto sirve para el órgano de dirección de una formación política. Antes de que se cerrara la puerta del salón de Blanqueries circulaban rumores sobre supuestas intervenciones críticas con la acción del Consell. Se quedaron en supuestas. En la práctica, la tarde discurrió con absoluta placidez, según pudo saber INFORMACIÓN.

Ximo Puig acudió al encuentro con su idea de que es necesario resituar la socialdemocracia, que traducida al entorno del PSPV pasa por profundizar en un enfoque valencianista -una de las preocupaciones del jefe del Consell, que insiste en el perfil reivindicativo de la federación- y por ir algún paso más allá en la apertura del partido. «Empezamos con el relevo generacional en las elecciones autonómicas [las de 2015], la incorporación de independientes y las primeras primarias abiertas», afirmó antes de la ejecutiva. «Abrir más ese camino», fue la instrucción que deslizó para la modernización del partido.

Ximo Puig se presentó además con un mensaje de apoyo al líder de los socialistas, Pedro Sánchez, aunque se pudo interpretar entre líneas una fecha de caducidad para este respaldo. «Pedro cuenta con el apoyo de todo el partido para comenzar la legislatura», dijo antes de precisar que «cuando haya un congreso se decidirá» la cuestión del liderazgo «en función de los proyectos». «Hemos tenido un mal resultado, pero los problemas del partido no son solo de liderazgo», agregó, al tiempo que dejaba otro mensaje con carga: «Es más importante el contenido que el continente». El presidente de la Generalitat no se movió del discurso dominante en el partido sobre un hipotético acuerdo con el PP para la formación de gobierno. No toca ese papel a los socialistas, subrayó: «PP y PSOE son antitéticos». Así que cualquier pacto es «imposible». Ni siquiera ve viable la abstención como última opción para que Mariano Rajoy sea investido presidente. «Estamos muy lejos de ese panorama. Hay derechas suficientes para llegar a un acuerdo. El PP ha de gestionar la diversidad en ese espacio», sentenció.

Las declaraciones se produjeron antes del encuentro de la ejecutiva. Este fue calmado. Incluso algún dirigente como el secretario del PSPV en Alicante, David Cerdán, que no se ha mordido la lengua para cuestionar decisiciones de Puig, como la apropiación a las diputaciones de la política turística, tomó la palabra para ensalzar la la labor del jefe del Consell y apuntar sólo como opción de mejora la necesidad de potenciar la imagen de buen gobierno, según las fuentes consultadas.

Voces a través de la red

El tono más elevado fue precisamente en la réplica a Cerdán por parte de la síndica adjunta en las Cortes Ana Barceló. Fue para afearle las críticas en la prensa y recordarle que todos han de apoyar para que hacer visible la acción del Ejecutivo bipartito. Las cuestionamientos llegaron desde fuera de la sala. El vicesecretario general, Francesc Romeu, suele ser la voz crítica, aunque ausente de los foros de discusión del partido, como la ejecutiva de ayer, en la que tampoco estuvo. En su blog, ha pedido una revisión «urgente» del Pacto del Botànic a la vista de los comicios. Sus argumentos son que Podemos debe concretar si entra en el Consell o rompe el acuerdo y que se ha de acabar con el mestizaje en las conselleries. Acaba con la recomendación a Puig de que deje de «estar a expensas de las voluntades e intereses de Mónica Oltra» y no aparezca el PSPV como sumiso, apuntó en línea con los críticos de Alicante.