El retroceso electoral de la izquierda en las generales ha encendido todas las alarmas en el Consell. En apenas doce meses y coincidiendo con el aniversario de la investidura de Ximo Puig, el Ejecutivo que comparten los socialistas y Compromís con el respaldo parlamentario de Podemos ha dilapidado parte del apoyo ciudadano que le catapultó a la Generalitat y la recuperación del PP, con una victoria incontestable en las generales del pasado domingo, obliga a reaccionar a los socios del Pacto del Botánico. A mediados de julio y en principio con tres años por delante sin citas electorales, se convocará la comisión de seguimiento del acuerdo para intentar relanzar la gestión y, de paso, decidir sobre la posible entrada de Podemos en el Consell, una vía que la formación morada lleva madurando desde hace unas semanas a la vista de que parece estar perdiendo la partida por el espacio político con Compromís. Los cambios se podrían empezar a negociar tras la cumbre que el gobierno tiene previsto celebrar en Torrevieja.

Los números evidencian que desde la llegada del tándem Ximo Puig y Mónica Oltra al Palau de la Generalitat, el respaldo de las fuerzas que sustentan al Consell se ha deteriorado. Hace un año, en las autonómicas, el bloque progresista sumó más de 1,3 millones de votos frente a los apenas 955.000 del PP y C's. En las generales de diciembre, esa tendencia se empezó a revertir aunque la izquierda mantuvo la delantera por apenas 30.000 votos gracias, sobre todo, al espectacular avance que entonces registró, en su primera versión, la coalición Compromís-Podemos. Ahora, sin embargo, la suma del PP y la formación de Albert Rivera supera los 1,3 millones de votos mientras que los socios del Pacto del Botánico están 100.000 papeletas por debajo y se han dejado por el camino un 10% de los sufragios. El centro derecha se ha reactivado hasta recuperar a unos 300.000 votantes mientras que la izquierda ha enviado a su casa a 150.000 electores a pesar de que, habitualmente, los primeros meses de gestión son los que suelen generar más ilusión por el cambio.

Eso tendría, sin ir más lejos y en el caso de extrapolar los datos del domingo, una traducción en el hemiciclo de las Cortes, donde el PP lograría 37 diputados y podría sumar la mayoría absoluta con los 15 de Ciudadanos. Mientras que A la Valenciana contaría con 26 y los socialistas tendrían 21, lo que les dejaría con 47 escaños en el Palau dels Borja y, seguramente, fuera del gobierno. Por delante, sin embargo, quedan todavía tres años de legislatura y los socios del Botánico consideran el resultado de las generales como un toque de atención. Ya han tenido un año de gracia y ahora, sin contiendas electorales a la vista, desde luego, se les presenta el panorama más difícil. «O se ponen las pilas o no pasarán de una legislatura en el gobierno», describió de forma gráfica la situación un alto dirigente socialista. En septiembre, por ejemplo, se abordará la reforma de la ley electoral para rebajar el listón de entrada al parlamento al 3%, lo que daría opciones a EU de retornar al hemiciclo valenciano en solitario.

Pero, en todo caso, el gran reto del Consell es relanzar la gestión. El Pacto del Botánico se revisará a mediados de julio con dos asuntos concretos encima de la mesa: la elaboración de los presupuestos autonómicos para 2017 y un borrador que deberá aportar cada conselleria con las líneas programáticas que debe desarrolar. «El eje central de la legislatura tiene que ser la recuperación económica, con o sin mejora de la financiación», destacó en declaraciones a Europa Press el líder de Podemos, Antonio Montiel, partido al que le corresponde la convocatoria del acuerdo. La gran cuestión pendiente, en estos momentos, es la entrada de la formación en el gobierno, una vez pasado el ciclo electoral y a la vista de que Compromís parece comerle el espacio poco a poco. «Es un debate que está abierto en la organización. No queremos entrar en un gobierno simplemente por entrar. Si se considera necesaria una mayor implicación nuestra en términos político, lo someteremos a la consulta de las bases y ya veremos», apuntó Montiel para dejar la puerta abierta.

Una posibilidad que, en una entrevista concedida a la cadena Ser, tampoco descartó el presidente de la Generalitat. Es «evidente», concedió Ximo Puig, que habrá cambios en el Consell durante la legislatura con el objetivo de «optimizar» la gestión y «mejorar algunos engranajes seguro». No precisó ni «cuándo ni cómo» pero consideró «lógico» que se produzca «algún ajuste», pese a que dijo estar «muy contento» con la acción del gobierno y «absolutamente encantado con todos los consellers». Y dejó claro que Podemos «tiene toda la legitimidad para plantear cualquier cuestión», incluyendo la posibilidad de integrarse en la gestión del Consell. Una reflexión del presidente de la Generalitat que comparte también el otro socio del gobierno. El líder de Compromís en el Congreso de los Diputados, Joan Baldoví, rechazó que el resultado electoral pueda tener repercusión en el Consell más allá de la posibilidad de que Podemos se sume a la gestión de un pacto de gobierno que calificó como «sólido».