El mitin de cierre de campaña protagonizado ayer en el Parque de Cabecera de Valencia por el candidato del PP a la presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, no deparó grandes sorpresas. El líder nacional no es hombre de grandes jaranas: ya le costaba saltar cuando el público se lo pedía en aquellas gloriosas tardes en la Plaza de Toros con la entusiasta exalcaldesa Rita Barberá a su lado.

Ayer, además, ni el escenario era el mismo, ni estaba la exalcaldesa (sometida por su partido a un cordón sanitario al quedar salpicada por el caso Taula), ni la mayoría absoluta está en sus manos. Sí, en cambio, puede conseguir que el mensaje del miedo a Podemos cale lo suficiente en la ciudadanía para que un buen resultado lo legitime para seguir en la Moncloa. Y a este objetivo se entregó el candidato ante alrededor de 2.000 militantes y simpatizantes que abarrotaron el anfiteatro del jardín.

A ellos, pero sobre todo a los valencianos que en las generales del 20 de diciembre dieron su voto a Ciudadanos, apeló Rajoy, convencido de que sólo «concentrando el voto de los moderados» es posible frenar a los «radicales y extremistas». El candidato apeló al voto útil del PP y a la inutilidad que, en su opinión, supone apoyar a Ciudadanos, el partido donde han recalado muchos descontentos. Así, indicó que en 25 provincias en España depositar la papeleta a favor del partido que lidera Albert Rivera no se había traducido en escaños y en cambio por la ley electoral los votos se había ido a Podemos. «Pido a los moderados valencianos que sumen sus votos en una sola alternativa, en el gran partido de la moderación y de la centroderecha europea», indicó. La alternativa, reiteró, es un gobierno de «extremistas» que «nada bueno ha traído a España» y que el «único sitio al que puede llevarnos es la ruina». Mariano Rajoy citó el caso de los ayuntamientos de Madrid y Barcelona donde se ha antepuesto «la ideología a las necesidades de la gente». No hubo mención específica al Consell, aunque al aludir a la escuela concertada, lamentó que los radicales «además de paralizar proyectos quieren liquidar la libertad de la gente».

Como ya ocurrió en el cierre de campaña del 20D cuya primera parada fue Valencia, el presidente del Gobierno no hizo demasiados guiños en clave valenciana y ello pese a que uno tras otros los tres intervinientes valencianos (la candidata Elena Bastidas, el presidente provincial del PP, Vicente Betoret, y la lideresa Isabel Bonig,) aludieron a la financiación y al eje Mediterráneo. Rajoy se acordó al relatar sus cuatro objetivos: empleo, pensiones, unidad de España y defensa de las libertades. Prometió mejorar las personas, la sanidad y «mejor financiación». También, dijo, «más Corredor». Y apostilló: «Nosotros invertimos 5.000 millones y otros cero».

A falta de compromisos, Rajoy mostró su cariño hacia la organización valenciana, de la que destacó «su coraje» y el haber sido capaz de «sobreponerse a situaciones complicadas». Dicho esto, subrayó, que el PPCV había ganado las autonómicas de mayo y también las generales del 20D. Precisamente, subirse de nuevo al podio del ganador este domingo es uno de los principales retos del PPCV. Un posible sorpasso de la izquierdas sería un varapalo moral para una formación que, tras perder la Generalitat y verse en todos los telediarios por los casos de corrupción, espera haber tocado fondo y aspira a la regeneración. De ahí que la lideresa, Isabel Bonig, echara el resto desde la tribuna en un discurso contundente que duró casi lo mismo que el del candidato Rajoy.

El referéndum británico que sentencia la salida del Reino Unido de Europa fue el otro eje del discurso. De un lado, envió un mensaje de tranquilidad: «Nada hay que temer, nada va a cambiar». Y de otro, usó este asunto para poner en valor la importancia de que un partido «responsable» como el PP represente España. Del Brexit, Rajoy extrajo una conclusión con Cataluña como destinatario: «Hay que andar con cuidado con los referéndum porque suponen trasladar al pueblo decisiones que corresponden tomar a los gobernantes». Rajoy, que fue interrumpido en varias ocasiones con gritos de ¡Mariano, presidente!, cerró su mitin dando las gracias a la militancia valenciana: «Salgo con la moral por los aires», dijo. Y prometió que en cuatro años abrirá campaña en Valencia para «coger fuerzas».

El trampantojo A la Valenciana

El acto comenzó con las intervenciones de Betoret y Bastidas, que coincidieron en contraponer el modelo de estabilidad del PP con el de «extremistas y antisistemas» de A la Valenciana. «La alternativa al PP es el caos», dijo Betoret. La candidata Bastidas enarboló también un enérgico discurso con A la Valenciana en el punto de mira: «Nos engañan, nos mienten, son un trampantojo», instando a los presentes a enfrentarse «tots a una veu» al «populismo».