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El PP crece en la Comunidad, gana dos escaños y revalida su hegemonía electoral

Los populares sacan su mejor resultado en Alicante y alejan a diez puntos a A la Valenciana, que se estanca aunque se impone al PSPV

Isabel Bonig celebra anoche los resultados electorales. efe

La estrategia del PP funcionó a la perfección. Con la llamada al voto como una alternativa «moderada» frente a la coalición Compromís-Podemos-EU que se presentó con la marca A la Valenciana, los populares renovaron su hegemonía electoral en la Comunidad Valenciana y en la provincia -llevan 23 años de victorias ininterrumpidas en las urnas- con un resultado magnífico. Lograron dos escaños más que en diciembre -uno de ellos se lo arrebataron a los socialistas en Alicante y otro el que recuperaba Valencia por población- para un total de trece parlamentarios y ganaron cuatro puntos en intención de voto. De las cuatro principales fuerzas políticas fue la única que cosechó una mejoría clara respecto a los comicios de diciembre a pesar de que la participación electoral cayó en casi un punto. Superó la barrera de los novecientos mil votos, casi 80.000 papeletas más que en la cita de diciembre.

Fue una victoria, desde todos los puntos de vista, incontestable. A los populares no les pasaron factura ni los casos de corrupción que estallaron en los últimos meses como la «Operación Taula» ni tampoco la presencia en las listas, por ejemplo, de Gerardo Camps, cuya gestión durante su etapa en la Generalitat está en entredicho por las facturas millonarias de comilonas en restaurantes de lujo. Nada de nada. El PP de la Comunidad dejó a una distancia de diez puntos a la coalición A la Valenciana, que se quedó con un porcentaje calcado al de diciembre aunque para estos comicios había sumado a Esquerra Unida. Evidencia, una vez más, de que en política dos y dos casi nunca suman cuatro. Y esa victoria de la formación que lideran Isabel Bonig y José Císcar fue, además, especialmente amplia en la provincia de Alicante, que se convirtió en la locomotora que «tiró» del voto del PP en toda Comunidad.

El porcentaje que los populares cosecharon en la provincia se acercó al 38% de los votos, más de dos puntos por encima de la media autonómica. Alicante fue la circunscripción de la Comunidad en la que, con todo, más se notó el crecimiento del PP. Lograron un quinto escaño -uno más que en los comicios del 20-D- a costa de los socialistas. El disputado diputado, como se bautizó ese escaño alicantino que cayó por poco margen del lado socialista en diciembre, fue a parar a la saca de los populares que, sin ninguna duda, consiguieron los dos objetivos que se marcaron antes de la campaña: recuperar parte de los votos que se fugaron a Ciudadanos en diciembre -alrededor de 40.000- y sacar a parte de sus antiguos electores -unos 39.000 votantes- de la abstención. Una maniobra redonda para el PP que, de esta manera, podrá afrontar su proceso de renovación en la Comunidad con una cierta calma y refrendar el liderazgo de Isabel Bonig para las autonómicas de 2019.

A la Valenciana, la coalición impulsada por Mónica Oltra con Compromís y Podemos que sumaba en esta ocasión a EU, repitió como segunda fuerza tanto en la Comunidad como también en la provincia. Le ganaron de nuevo la partida a los socialistas -casi 5 puntos de diferencia- para consolidar su posición al mando de la izquierda. Volvieron a cosechar nueve escaños -cinco en Valencia, tres en Alicante y uno en Castellón- pero, desde luego, no cumplieron su objetivo. No le ganaron al PP como planteó Oltra durante toda la campaña. Y no sólo no fueron capaces de fidelizar ni uno sólo de los votos que aportaba EU sino que además perdieron casi 20.000 papeletas respecto a la cita del 20-D para quedarse en 655.000 votos. Lejos del listón de 800.000 que se habían llegado a proponer. Con este panorama, parece seguro, apuntaban anoche desde la coalición, que los diputados de Compromís volverán a tomar su propio camino en el Congreso al margen de Podemos. Que la formación morada se ha quedado sin argumentos para pedir su entrada en el gobierno de la Generalitat. Y que, con total probabilidad, el «experimiento electoral» tampoco se repetirá de cara a las autonómicas y municipales de dentro de tres años. Oltra no tendrá ni margen ni fuerza moral para convencer a sus socios. Así que, de alguna manera, el futuro de Compromís quedó clarificado anoche: intentar fortalecer sus estructuras internas para ganarle la partida al PSPV en 2019.

Los socialistas resistieron mejor el envite de lo que apuntaban las encuestas. Ganaron seis mil votos -algo más de medio millón en total- y un punto en intención de voto. Pero, al final, el resultado numérico fue otra vez pésimo. Volvieron a quedarse lejos de disputarle a la coalición impulsada por Compromís y Podemo. Sacaron un diputado menos que en diciembre para quedarse con seis en toda la Comunidad y, en el caso concreto de Alicante, el peor resultado de la historia con sólo dos parlamentarios. Y otro punto negro para acabar de redondear el «agujero» sin fondo en el que los socialistas se siguen metiendo casi sin capacidad de respuesta. Por primera vez en la etapa democrática, el PSPV no tendrá senadores electos en Madrid. Hace seis meses, los socialistas salvaron por los pelos su presencia en el Senado. Perdieron el de Valencia a manos de Compromís-Podemos. Pero lograron uno en Castellón y otro en Alicante. Ahora los tres fueron a parar a la coalición de izquierdas. Los malos resultados electorales avanzan un congreso con fuerte debate para los socialistas valencianos. Ya hay voces, además, que reclaman un perfil propio del PSPV frente a Compromís, su principal socio municipal y autonómico.

Como contraposición a los malos resultados en España, Ciudadanos se quedó con la clave local. La formación de Albert Rivera perdió unos 40.000 votos respecto al mes de diciembre en toda la Comunidad, casi la mitad de ellos en Alicante, para quedarse por debajo de las 400.000 papeletas. El partido naranja salvó los muebles y conservó sus cinco escaños, dos en Valencia, otros dos en Alicante y uno más en Castellón. Resistieron mejor el impacto del batacazo electoral que en el resto de España. Pero, a pesar de todo, el resultado, obviamente, deja dudas sobre la viabilidad futura de un proyecto político que se juega gran parte de su espacio con el PP y que, con la imagen de los populares por los suelos, se ha mostrado incapaz de comerle el terreno. Y lo tendrá muy difícil.

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