Cuando Pedro Sánchez entró al recinto acotado de la mascletà ayer sobre la una y media, sonaba por megafonía el éxito de Morat «Cómo te atreves a volver», coincidencia que varios concejales del PP no dudaron en achacar bromeando al -ausente ayer- jefe del Consell, Ximo Puig, por sus frías relaciones con el candidato a la Presidencia de su partido. Lo cierto es que no le fue mal ayer a Sánchez en su vuelta a Alicante, una visita relámpago a las Hogueras, durante la que le dio tiempo a dar un pequeño mitin, a visitar dos monumentos y a asistir a la mascletà, además de hincharse a dar besos y posar para cientos de fotografías, coger a niños pequeños en brazos -como debe figurar en el manual del buen candidato- sonreír sin parar y desplegar su atractivo.

En las dos horas que estuvo en la capital, Sánchez escuchó gritos de «presidente», algún abucheo, aplausos y palabras de ánimo, pero sobre todo oyó piropos. «Si cada persona que le pide una foto nos votara ganábamos por mayoría absoluta», indicaba un concejal del PSOE alicantino mientras Sánchez no paraba de posar una y otra vez en fotos, sobre todo con mujeres. «Es más guapo en persona que en televisión», indicaba una joven entusiasmada tras lograr fotografiarse con él, mientras una de sus amigas intentaba a empujones hacerse un hueco para lograr a su vez un selfie con el candidato. Como ellas, decenas de personas intentaban acercarse a Sánchez que quiso complacer a todo el mundo consciente de que una foto o un comentario puede valer un voto.

Desde que sobre las doce y media Sánchez se bajó del coche que lo traía de Albacete, no paró de saludar a mucha de la gente con la que se cruzó acompañado en todo momento por el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri. «Somos amigos desde hace muchos años», dijo, recordando cuando compartieron escaño en el Congreso de los Diputados.

La altura de Sánchez y la cada vez mayor presencia de fotógrafos a su alrededor hizo que no pasara desapercibido durante los escasos metros que recorrió andando desde la Puerta del Mar a la plaza del Ayuntamiento, hasta el punto de que, cuando entró en un bar de la calle San Telmo, tuvo que avisar de que iba al aseo para evitar que las cámaras le siguieran hasta el baño.

En la plaza del Ayuntamiento más de un centenar de afiliados y simpatizantes socialistas le esperaban con carteles de «Vota PSOE» y a gritos de «presidente, presidente». Mientras Sánchez daba un breve mitin frente a la Hoguera Oficial breve mitinanimando a los suyos «porque hay remontada y vamos a dar una sorpresa», decenas de turistas y alicantinos que admiraban el monumento de Pedro Espadero se preguntaban qué estaba ocurriendo en un lateral de la plaza hasta que descubrían que era el líder socialista hablando a los suyos por megafonía. «Debería haberse subido en algo porque no se le ve», indicaba una pareja tras enterarse de quién era el que estaba hablando tras una nube de gente. Quien quiso, en cualquier caso, lo vio durante la vuelta que Sánchez dio a la hoguera en un ambiente de lo más alicantino con los nanos i gegants bailando frente al Ayuntamiento y una banda tocando «La manta al coll».

Desde el Ayuntamiento, Sánchez, su comitiva y los medios de comunicación se trasladaron en coche, unos y corriendo, otros, a ver la hoguera de Sèneca-Autobusos, ganadora de categoría Especial y que además presenta un ninot de Sánchez como monaguillo en una de sus escenas. En una abarrotada plaza de Séneca, el candidato socialista volvió a dejarse querer, saludó a los responsables de la hoguera, se puso un pañuelo festero regalo de una comisión y no dudó en fotografiarse junto a su ninot. «Me ha encantado verme en la hoguera», dijo después a los medios de comunicación, añadiendo que «hay que saber reírse de uno mismo. En España necesitamos tener una visión positiva y sentido del humor».

«Eh, Pedro, una de Bilbao aquí», le gritaba una señora para que se acercara a fotografiarse con ella. «Nosotros somos de Madrid», le gritaba un pareja. «Mira, tengo la foto», señalaba un joven con un niño pequeño que lograba fotografiarse con el candidato, mientras él respondía a las llamadas, hablaba unos segundos de la ley de Dependencia con una mujer acompañada de su hija discapacitada, preguntaba a una niña qué le había ocurrido en el brazo que llevaba vendado y se ofrecía a hacer él mismo los selfies con un par de admiradoras.

Y de Séneca, a Luceros, a pie por la calle O´Donell volviendo a provocar la curiosidad y la atención de la gente que esperaba el inicio de la mascletà. «Pedro, pacta con Podemos», le gritó alguien mientras proseguían los saludos y las fotos, con las Belleas del Foc infantil y sus damas, con las adultas, con la Fallera Mayor de Valencia, con las representantes de las fiestas de Murcia, con festeros y con decenas de ciudadanos anónimos siempre junto a Gabriel Echávarri y el alcalde de Elche, Carlos González, así como con los candidatos por Alicante al Congreso y al Senado con Julian López y Encarna Llinares a la cabeza. Y al entrar al recinto de la mascletà, más peticiones y saludos ante la mirada de los cargos públicos del PP conscientes de que todo el protagonismo de la jornada era para Sánchez. «Sí que es guapo pero no es mi tipo», indicaba la candidata al senado del PP Adela Pedrosa, junto a los suyos observando el interés que provocaba el socialista en medio del recinto destinado a autoridades.

Aunque la de ayer no fue su primera mascletà, Sánchez, como tocaba, aseguró sentirse sorprendido por su calidad y, tras despedirse, partió corriendo rodeado de asesores, guardaespaldas y periodistas hacia Murcia donde por la tarde tenía otro acto electoral. Dos horas bien aprovechadas.