La mascletà també parla valencià. El concurso pirotécnico de ayer, a cargo de Gironina, fue más bilingüe que nunca. Y no porque estuviera Natxo Bellido, que no se ha perdido ni una de las citas oficiales con la pólvora en Luceros. Más bien, porque hubo desembarco de dirigentes valencianos en Alicante. Uno de ellos, el alcalde de la ciudad del Túria, Joan Ribó. Con una permanente sonrisa en el rostro por los excelentes augurios de las encuestas, el dirigente de Compromís evidenció su afinidad con su homólogo de Alicante, Gabriel Echávarri (PSOE), departió también con el número uno del PP al Congreso por la provincia, José Manuel García-Margallo, y charló con el secretario Político de Podemos, Íñigo Errejón. Este último fue ayer el foco de atención. Ni Fernando Sepulcre -ausente ayer de nuevo-, ni Margallo, ni Echávarri, ni Ribó. El líder fue Errejón. Y con mucha diferencia.

Una nube de periodistas en la entrada de la zona acotada de Luceros ya presagiaba a las 13.15 horas que iba a ser el gran protagonista del día. Y eso que se llevó un abucheo cuando enfiló el pasillo de acceso hacia la zona de autoridades. ¿De quién? De simpatizantes de Ciudadanos. Pero él pasó. Se refugió entre el séquito que le acompañaba y que, por cierto, despertó los recelos de muchos de los políticos allí presentes. «Traer a tanta gente sí que es casta», llegó a pronunciar un alto dirigente del PP. El alcalde, que no se caracteriza precisamente por morderse la lengua -para bien y sobre todo para mal-, también ironizó con el desembarco de Podemos. Pero, al margen de todo, Errejón hasta se arrancó con el valenciano. Y eso que es de Madrid. Lo hizo durante una entrevista televisiva.

La lengua autóctona se escuchó en muchos más corrillos. Sobre todo, en los de Compromís. Y es que la coalición desplazó ayer hasta la capital a un nutrido grupo de cargos públicos. Junto a Ribó estuvieron el conseller de Educación, el polémico Vicent Marzà; el síndic del partido en las Cortes, Fran Ferri; las diputadas autonómicas Mireia Mollà y Marian Campello; amén de las concejalas de Alicante María José Espuch y Sonia Tirado.

No estuvieron solos. Ayer también viajó hasta Alicante el titular de la Conselleria de Hacienda y socio de Compromís en la Generalitat, Vicent Soler (PSOE). Al conseller de «los marrones», como ya se le conoce por las dificultades para cuadrar las cuentas, le dejaron solo sus compañeros de partido. ¿Y qué hizo? Sumarse a la comitiva de Compromís, con la que recorrió los racós. «Li estem fent el carné», bromeó un alto dirigente de la coalición. Soler se quedó sin entrar a la zona acotada porque llegó con el tiempo justo. Exactamente lo mismo le pasó al candidato socialista Julián López Milla y al presidente de la Diputación, César Sánchez (PP).

La institución provincial, con todo, estuvo ampliamente representada: Eduardo Dolón, César Augusto Asencio, Alejandro Morant, Carlos Castillo, Adrián Ballester, Javier Sendra y Sebastián Cañadas (todos del equipo de gobierno popular); y Carlos Giménez por el PSOE. De nuevo Carlos Giménez, quien mantiene su pugna diaria con el concejal de C's Juan Francisco Escudero por acabar líder indiscutible de presencias en Luceros. Huelga ya, por cierto, decir cómo iba vestido este último.

De su partido también hubo desembarco. Acudieron ediles de Valencia, el coordinador provincial, Emigdio Tormo; los candidatos Marta Martín y José Cano; el senador Luis Crisol... y el portavoz municipal José Luis Cifuentes, que tardó en apuntarse a las mascletàs, pero ya no se pierde una. Se le ve disfrutar.

La nómina de «valencianos» en Alicante la completó otra consellera. Gabriela Bravo, titular de Justicia a propuesta del PSOE, estuvo muy bien acompañada durante todo el espectáculo y cuando éste finalizó se marchó junto al rector de la Universidad de Alicante, Manuel Palomar.

P.D. Ayer también hubo una reparición. El «rey del selfie», Fernando Llopis, volvió a hacer de las suyas por los racós. Ya no como cargo de UPyD, sino bajo el paraguas de C's.