Bomba de relojería en la Diputación. El hasta ahora único diputado de Ciudadanos (C's) en la institución provincial, Fernando Sepulcre, anunció ayer que deja el partido naranja. Se convierte en tránsfuga. Aunque no explicitó los motivos concretos de su adiós, el ya exedil de C's en Alicante si cargó contra su expartido, le acusó de presionarle y censuró que durante los últimos días ha sufrido una «auténtica persecución» política y mediática.

Sepulcre no se va en un momento cualquiera. Lo hace a menos de siete días de la crucial cita con las urnas y en plena campaña electoral. Su marcha, de hecho, ha dinamitado la campaña de C's, tal y como admiten altos cargos de la formación de Albert Rivera. Y no sólo eso. También le deja sin representantes en la corporación provincial. ¿Por qué? Porque Sepulcre dice adiós, pero a medias. Es decir, se desliga por completo de Ciudadanos -ayer remitió un burofax a la sede para darse de baja-, pero mantiene sus dos actas. Tanto la de diputado provincial, como la de concejal en el Ayuntamiento de Alicante, donde pasará a los grupos de no adscritos. Y además conserva, al menos por ahora, su salario íntegro en la avenida de la Estación.

Su salida se produce también escasos días después de que hayan salido a la luz los polémicos gastos que intentó cargar al erario público. Tal y como ha venido informando este diario, este técnico industrial y de automoción en derivados del petróleo, como consta en su currículum, pasó al cobro casi 1.200 euros en combustible en apenas tres meses. En un caso, incluso 215 euros en un solo día. Al detectar esas solicitudes, la cúpula de C's se negó a abonar una de esas facturas e incluso decidió abrir una investigación interna. Entre otros aspectos, porque el dirigente también quiso cobrar 381 euros por la revisión de su vehículo particular en un taller. Esa fue la que no cobró.

Su «espantá» no sólo deja daños colaterales para C's en un momento en el que las encuestas vaticinan un retroceso para el partido de cara al 26J. En la Comunidad Valenciana, sin ir más lejos, el sondeo que publicó INFORMACIÓN este pasado domingo augura que perderá uno de los cinco parlamentarios que obtuvo el 20D. Pero los efectos van más allá.

Uno muy claro se da en la Diputación. En las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2015, el PP sufrió un descalabro generalizado de norte a sur de la Comunidad y perdió la inmensa mayoría de instituciones que dirigía. La Generalitat, la Diputación de Valencia, los ayuntamientos de Valencia, Alicante, Castellón, Elche, Torrevieja, Elda... La sangría fue considerable, aunque en la institución provincial de Alicante consiguió resistir. Logró 15 de los 31 diputados en liza y se quedó a uno solo de la ansiada mayoría absoluta. Pero pronto se garantizó la Presidencia. Tras el paso atrás de José Císcar, C's accedió a investir como presidente a César Sánchez.

Desde entonces ha llovido con fuerza. En estos meses incluso han sonado rumores en la Diputación sobre una posible moción de censura después de que César Sánchez diera sueldo a los imputados Bernabé Cano y Agustín Navarro, incumpliendo así el pacto de gobierno. Pero ahora, la posibilidad de una moción de censura de la oposición queda completamente descartada. Ya no se puede concretar. ¿Por qué? Porque así lo marca la Ley del Régimen Electoral General en su Artículo 197. Tras su reforma en 2011 para combatir el transfuguismo -con el visto bueno de los grupos parlamentarios-, la norma imposibilita ahora esa hipotética moción. La oposición necesitaría, al menos, un voto más para que fructificara.

Resultado: el popular César Sánchez será presidente de la Diputación hasta 2019. Y además, se garantiza su voto al mantenerle en sueldo. Y es que para poder sacar adelante sus proyectos en el pleno, necesitará o el voto a favor de Sepulcre, o bien su abstención. Y ahora ya no puede decir que no. O vota al PP o pierde el salario.

Ayuntamiento de Alicante

Los efectos colaterales no llegan sólo a la Diputación. A escasos kilómetros de allí, en el Ayuntamiento de Alicante, también se han dejado notar. Por tres motivos. El primero es obvio: por dejar a su ya expartido con cinco concejales. El segundo, porque vuelve a dejar al actual equipo de gobierno en mayoría -14 ediles frente a 13 de la oposición y los 2 no adscritos-. Y el tercero, porque, a medio o largo plazo podría suponer un quebradero de cabeza para el alcalde, Gabriel Echávarri. A día de hoy, el dirigente socialista gobierna la ciudad gracias a su acuerdo con Guanyar (cinco ediles más Nerea Belmonte, ahora no adscrita) y Compromís (tres). Pero dadas las tensiones que se han vivido entre los socios de gobierno durante los últimos meses, si se viviera una hipotética ruptura del PSOE con Guanyar, al munícipe ya no le valdría sólo con el apoyo de C's. ¿Lío a la vista? El tiempo dirá.